Las polémicas declaraciones sobre el Islam que José María Aznar realizó el viernes durante una conferencia en Washington merecieron ayer la condena tanto del PSOE como de IU y solo encontraron defensa entre sus propias filas. A propósito de la tensión suscitada en los países islámicos a raíz del discurso que Benedicto XVI pronunció recientemente en la Universidad de Ratisbona (Alemania), el expresidente se preguntó por qué los musulmanes "nunca piden disculpas" y no han pedido "perdón por conquistar España y estar allí ocho siglos". "Occidente no atacó al islam, sino que nos atacaron ellos", sentenció.

No fue la única opinión contundente que lanzó en el House Institute de Washington. Se confesó "admirador de los Reyes Católicos Isabel y Fernando", calificó de "estupidez" la Alianza de Civilizaciones propuesta por José Luis Rodríguez Zapatero y resumió así la actual relación entre los países islámicos: "Estamos en un tiempo de guerra en el que es o nosotros o ellos".

El portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido, no dudó en calificar de "descabellada" la declaración de Aznar y de "belicista" su actitud. Así, la contrastó con la "labor por la paz" de Felipe González en Irán, donde trató de influir para que no se utilice la energía nuclear con fines bélicos.

"EN CLAVE DE CONFLICTO" Gaspar Llamazares, coordinador de IU, recordó que Aznar acostumbra a situarse "en clave de conflicto" y que tiene "una concepción franquista de la historia de España". Llamazares defendió que no hay que pedir rectificaciones al Pontífice ni a los musulmanes en relación a Al Andalus y recomendó "diálogo" para calmar los ánimos.

Si en el PSOE e IU se escandalizaron por la actitud del expresidente, no ocurrió lo mismo en el PP. La teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid y esposa del exmandatario, Ana Botella, dijo, a la salida de un acto sobre inmigración, que ella suele "estar de acuerdo con el presidente de honor" del partido, con lo que fue acusada por la portavoz municipal de IU, Inés Sabanés, de "seguidista" de su esposo y de "incrementar la tensión, injusticia y crispación en los temas de inmigración".

Mientras Mariano Rajoy dijo que no está dispuesto a ocuparse "ni de la Historia, ni de Franco ni de la invasión de los árabes" porque solo lo hace "del futuro", Eduardo Zaplana protestó con un "hasta ahí podíamos llegar" ante las críticas a su anterior líder y reivindicó su derecho "a no ser perseguido por dar su opinión". Zaplana subrayó que, en una democracia "con buena salud", un expresidente tiene derecho a expresarse "en los términos que considere oportunos".

DINAMICA "ABSURDA" Por su parte, el responsable del PP de Cataluña, Josep Piqué, intentó rebajar la tensión e interpretó que lo que Aznar quiso destacar es que sería "absurdo que todos empezásemos a reclamar disculpas por los hechos históricos".