Aunque el líder del PP aún no se ha puesto a preparar el discurso que pronunciará en el debate sobre el estado de la nación, admite que será "necesariamente diferente" al anterior. Mariano Rajoy quiere decir que lo encara sin compromisos como el que le llevó en mayo del 2006 a evitar la crítica sobre la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero. El conservador cumplió su palabra. Pero al bajarse de la tribuna, se enteró de que los contactos entre socialistas vascos y Batasuna estaban ya autorizados.

Desde entonces, Rajoy se sintió traicionado. Ahora se plantea la reunión de esta semana en la Moncloa. Ir para escuchar y decir que opina lo contrario. Nada más. Al conservador le molestó que Zapatero anunciara el mes pasado en televisión que le llamaría en junio.