Mariano Rajoy suele soslayar los debates sociales como el del aborto porque tiene poco que ganar. No puede desmarcarse de su electorado más conservador --hipersensible en estas cuestiones-- y le impiden acercarse al ansiado voto de centro. Pero del mal, el menos. Ayer convirtió la reforma del aborto aprobada el viernes por el Gobierno en el eje central de su mitin en Córdoba al anunciar que su partido la recurrirá ante el Tribunal Constitucional. Del tema que ocupa el centro de la actualidad, la imputación del presidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps en el caso Gürtel, ni una palabra.

PREGUNTAS INSISTENTES Del difícil momento que pasa uno de los hombres fuertes de su partido se negó a hablar el líder, pese a la insistencia de los periodistas, aunque otros dirigentes populares --incluidos los aguirristas -- sí cumplieron con la instrucción de la dirección del PP de arropar públicamente al presidente valenciano.

Resulta paradójico que Rajoy haya elegido precisamente el aborto para intentar desviar el foco informativo centrado en Camps: el PP lleva quejándose desde septiembre del 2008 de que el Gobierno promueva una reforma legislativa sobre la interrupción del embarazo no por convicción, sino por "puro oportunismo político".

A juicio de los conservadores, los socialistas impulsaron una iniciativa que "no estaba recogida en su programa electoral" con el único objetivo de no hablar de la crisis. Ese mismo argumento fue ayer repetido por Rajoy, que acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de aprobar el anteproyecto sobre el aborto justo cuando los datos económicos le son menos propicios. Y cuando el caso Gürtel le es menos propicio a él y a los suyos, Rajoy imita esa misma estrategia y hace del aborto su propia cortina de humo. "Vamos a recurrir la ley ante el Tribunal Constitucional, porque no ayuda a las mujeres y es contraria a la Carta Magna, al no defender la vida", sostuvo.

Rajoy señaló que confía en que la justicia dé la razón a sus planteamientos, puesto que ya hay "varias" sentencias del Constitucional en este sentido, y alegó que su posición, frente a lo que se pueda pensar, es progresista. "No hay nada más progresista que defender al ser humano y la vida, que es el principal valor a preservar", recalcó.

DESTRUCCION DE "PREBEBES" Rajoy se olvidó de mencionar uno de los puntos más polémicos del proyecto gubernamental: el de permitir el aborto sin permiso paterno a las jóvenes de 16 años. En su opinión, es "inadmisible" que ese mismo colectivo tenga que obtener permiso paterno para "hacerse un piercing o ir de excursión" y no para interrumpir un embarazo. "Los menores están aún en fase de aprendizaje y les puede faltar la serenidad y seguridad para decidir por uno mismo", remachó. El candidato popular a las europeas, Jaime Mayor Oreja, aseguró que España estaba en la moda de las premamás y, con los socialistas, se quiere fomentar "la destrucción de los prebebés".

La presteza con que Rajoy ha anunciado el recurso de constitucionalidad contrasta con la tardanza en acordar la misma medida contra la ley del matrimonio homosexual. El PP esperó entonces a que la norma superara todos los trámites parlamentarios pese a que también había utilizado, como ahora, el argumento de la insconstitucionalidad para rechazar la norma.

El líder conservador, además de hablar de aborto, dio pistas del que será su programa electoral para las europeas y se cebó en la crítica al Ejecutivo en materia económica. Tocó muchos palos, menos el de Camps.

AGENDA INTACTA El presidente valenciano, por su parte, decidió mantener ayer su agenda sin alteraciones tras su imputación. Así, asistió a la reunión semanal con su gobierno, que le transmitió su apoyo para afrontar "con tranquilidad" lo que tiene por delante. Al término de la misma, el vicepresidente del Gobierno valenciano, Vicente Rambla, calificó a su presidente de "político con una conducta intachable", informa Maria Josep Serra.