Un ayuntamiento que no condena en pleno el asesinato de su funcionario, quiebra. No está demostrado que una moción de censura a su alcalde asuste a ETA, pero PNV y EA no pueden demorar la moción, junto a PP y PSE, que son las víctimas. La conducta democrática exige que se haga, por ética o por estética. Algún remedio debe poner la democracia para que el Andoain de López de Lacalle y Pagazaurtundua, los Egibar y Arregi, no se convierta en laboratorio de ensayo de la crueldad impune.