El Gobierno puso ayer el broche final a la participación española en el conflicto de Irak con un homenaje en Almería a los 102 españoles muertos en 50 misiones de paz, en las que han participado 50.000 soldados desde los años 80. Fue el acto central del Día de las Fuerzas Armadas y, como es tradicional, estuvo presidido por el rey Juan Carlos, acompañado de la reina Sofía.

El ministro de Defensa, José Bono, había propuesto que fuera Almería la capital que acogiera este año el Día de las Fuerzas Armadas con el fin de agradecer el rápido y eficaz repliegue de Irak de los legionarios de la Brigada Alfonso XIII, que tiene su sede en Viator, a 10 kilómetros de la ciudad. Pero las fechas electorales y el riesgo de ser acusado de utilizar políticamente a las Fuerzas Armadas en plena campaña electoral europea, le aconsejaron centrar los actos en el homenaje a los fallecidos por la paz. Ni siquiera asistió el general José Enrique de Ayala, segundo mando de la División Centro-Sur de Irak y responsable del repliegue.

EMOCION El momento más emotivo se produjo cuando cuatro familiares de otros tantos fallecidos portaron la bandera que presidió la parada militar. Cristina Lucas, de 15 años, cuyo padre murió con otros seis agentes del CNI en Irak, resistió bien la emoción del momento. Tampoco desfallecieron Ana Carmen García --madre del soldado Carlos Oriz, que murió en el accidente del Yak-42-- y Pablo Martín Oar, hermano del capitán de navío Manuel, que murió en el atentado contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad. El cuarto familiar pidió reserva sobre su nombre. Dos vecinos de Almería les acompañaron en el trance.

Tras la izada de la bandera, la emoción se incrementó cuando las madres de otros dos fallecidos depositaron la corona de laurel a los pies de la enseña española. Entre los aplausos de la multitud, la madre del primer legionario muerto en Bosnia hace 11 años, Arturo Muñoz Castellanos, y la del sargento primero José Antonio Bernal, miembro del CNI asesinado en Bagdad, trasladaron la corona escoltadas por legionarios con los guiones de sus unidades. La canción por los ausentes La muerte no es el final , el toque de oración, el vuelo a baja altura de la Patrulla Aguila y las salvas de fusilería completaron el homenaje.

El desfile fue limitado: una compañía de mando del Ejército de Tierra, otra de la Legión, otra de la Guardia Civil y una unidad de Infantería de Marina recién llegada de Bosnia que, como destacó el Rey en su posterior brindis, a bordo del buque Galicia , "ni siquiera ha pasado por casa". Las unidades aéreas se redujeron a siete cazas, cuatro aviones de transporte y patrulla marítima, tres aviocar y seis helicópteros. Algunos almerienses que se acercaron a presenciarlo se quejaron de la brevedad del desfile.

LOS AUSENTES Los Reyes y las autoridades se trasladaron después al puerto. Ya en la cubierta del buque Galicia , el Rey agradeció la acogida de los almerienses, felicitó al alcalde, al presidente andaluz y al ministro de Defensa por los actos, y tuvo un sentido recuerdo "para todos los fallecidos en misión de paz y en otras misiones más importantes de defensa de la patria".

Altos responsables militares confirmaron que el contingente que España enviará a Haití estará integrado por una veintena de agentes de la Guardia Civil.