El socialista vasco Javier Rojo volverá a presidir el Senado. Lo tenía fácil, puesto que era el único candidato. El PP no presentaba alternativa y había dado instrucciones a sus senadores de que se abstuviesen en la votación. Así, Rojo recibió 134 votos a favor, 113 abstenciones y dos nulos, porque se emitieron en favor de Joan Lerma. Considerando que el PP tiene 118 miembros, al menos cinco se saltaron la disciplina de grupo, aunque el partido ya ha anunciado que no investigará cuáles desoyeron la decisión de la dirección.

A diferencia de su homólogo en el Congreso, José Bono, el presidente del Senado recibió el apoyo de CiU, PNV y ERC. Los nacionalistas catalanes pudieron constituir grupo propio gracias a la cesión por parte del PSOE de tres senadores. Por eso no es de extrañar que el portavoz de CiU en la Cámara alta, Jordi Vilajoana, destacase la voluntad de entendimiento de Rojo. Lo mismo ocurre con el PNV, que tiene su grupo gracias al préstamo de seis senadores socialistas.

Y QUE FRAGA LO VEA Aunque a estas alturas pueda incluso sonar a broma, el Senado inicia esta nueva legislatura con el reto, una vez más, de reformar la Cámara. Rojo expresó su deseo de impulsar una reforma general "más coherente con la realidad autonómica" y "más acorde" con la España actual. Además, apuntó que la reforma podría ser un "bálsamo" para aliviar las tensiones entre las comunidades autónomas y de estas con la Administración central. Además, en un gesto agradecido por los senadores nacionalistas, el presidente de la Cámara alta utilizó en su discurso las distintas lenguas cooficiales.

Incluso el presidente fundador del PP y senador por Galicia, Manuel Fraga, que a sus 84 años es el de mayor edad y por eso le tocó dirigir la sesión constitutiva, ironizó con la necesidad de acometer la reforma: "En este momento doy gracias a Dios por haberme permitido llegar a esta edad, que me permite ocupar esta situación y, por otra parte, me gustaría pedirle que llegase yo a ver la famosa reforma del Senado de la que tanto se habla y de la que se está pendiente".

La sesión estuvo marcada por la ausencia del secretario general de los socialistas navarros y senador Carlos Chivite, fallecido esta semana. La Cámara guardó un minuto de silencio.