"Más que vuestro apoyo, os pido que me entendáis". La frase la pronunció Mariano Rajoy el 23 de septiembre en Sevilla en un encuentro con representantes sociales andaluces. ¿Teme que no se le entienda? No es el caso. Rajoy intenta que se le conozca y marcar su propio estilo, todavía agarrotado en sus intervenciones públicas, en las que se agarra al papel escrito como a una tabla de salvación.

Cuando el 2 de septiembre la junta directiva de los populares respaldó la decisión de José María Aznar sobre su sucesor, Celia Villalobos comentó: "Lo ha tenido más fácil que el anterior". No le faltaba razón. No sólo nadie cometió la osadía de replicar la elección de Aznar, sino que éste, en idéntico trance en 1989, tuvo que meterse, sin perder un minuto, en una campaña electoral y hacerse cargo de un partido caótico.

Rajoy vive ahora, en palabras de uno de sus más directos colaboradores, su "momento más dulce". Tiene tiempo para preparar los más mínimos detalles de su carrera hacia la Moncloa; tiempo para darse a conocer; tiempo para corregir errores, para estudiar... La hoja de ruta está clara y el aterrizaje ha sido suave. Pero él no quiere vivir de las rentas que le deja Aznar --un partido en el Gobierno, sin problemas internos, buena situación económica y respaldo en las encuestas-- pero tampoco va a tirar este capital por la borda.

"NO CREO EN LAS ENCUESTAS"

"Yo, que he dirigido varias campañas electorales, le aseguro que no creo en las encuestas", comentó Rajoy hace unos días ante los primeros sondeos tras su elección, que amplían la distancia sobre el PSOE.

Rajoy intenta que hasta el último militante de su formación sea igual de descreído. ¿Razón? No hay que confiarse. Así lo dijo en su primera reunión de maitines el pasado lunes con los vicesecretarios del PP, el ministro portavoz, Eduardo Zaplana, y el jefe de filas del Grupo Parlamentario, Luis de Grandes.

¿Y el carisma? Cuando se plantea esta cuestión ante algunos notables del PP suena la carcajada. "Después de lo de Aznar...", dice un miembro del Gobierno. "El ha dicho que no tiene complejos, que no va a copiar a nadie, que es una persona normal y que no quiere cambiar", comenta Ana Mato, coordinadora de organización.

Rajoy cumple hoy su primer mes como nuevo líder del PP con una visita a las sedes de UGT y CCOO. En octubre se dejará ver en Bruselas y Roma junto a los líderes del PPE y de la Internacional de Centro (IDC). En su agenda figuran cuatro conferencias y, por supuesto, los mítines de las campañas de Madrid y Cataluña.