El Tribunal Supremo (TS) se superó ayer a sí mismo al admitir la personación como acusación particular del principal implicado en el caso Gürtel , Francisco Correa, en la querella que la sala penal tramita contra el juez Baltasar Garzón por autorizar la grabación de las charlas del acusado con su letrado, José Antonio Choclán, en la cárcel.

Choclán se adhirió a la querella presentada por su colega Ignacio Peláez, que ha supuesto la apertura del tercer proceso en el alto tribunal contra el juez de la Audiencia Nacional. En la demanda de Peláez se acusa a Garzón de prevaricación y de un delito contra la garantía de la intimidad por autorizar que se registraran las conversaciones del abogado con Correa para preparar la defensa de su cliente, José Luis Ulibarri.

Los miembros de la sala segunda ni siquiera han esperado a resolver el recurso presentado por el número dos de la fiscalía, Juan José Martín- Casallo, contra la admisión de la querella de Peláez para sumar a Correa al proceso. Fuentes jurídicas tildaron de "barbaridad jurídica" la decisión. "Todos los presos quieren actuar penalmente contra el magistrado que ordenó su detención y decretó su ingreso en prisión, pero ninguno lo logra", explicaron. Por todo ello, mostraron su incredulidad ante la decisión del alto tribunal de saltarse las formas.

Fuentes fiscales comentaron que lo lógico es que los jueces hubieran exigido a Correa que presentara su propia querella, ya que él fue el objeto de la grabación. El actual instructor del caso Gürtel , el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid Antonio Pedreira, explicó en el auto en el que avaló la decisión de Baltasar Garzón que a Correa se le intervinieron las conversaciones con sus abogados en el penal madrileño de Soto del Real para evitar que intentara recuperar los miles de millones que había escondido en el extranjero.