Con la autorización del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, la Ertzaintza desplegó hace unos meses un control de alcoholemia trampa por el que sabía que debía pasar al volante Gurutz Agirresorabe. Los agentes hicieron soplar al sospechoso y así consiguieron su saliva y, gracias a ella, un ADN que el laboratorio de la policía científica cotejó con el que dejó en una taza el pistolero que siete años atrás asesinó a Joseba Pagazaurtundua en un bar de Hernani. Coincidían. Así consiguió la policía autonómica la prueba definitiva que el miércoles permitió al consejero de Interior vasco, Rodolfo Ares, asegurar con vehemencia que Agirresorabe fue quien disparó contra el jefe de la policía local de la localidad guipuzcoana el 8 de febrero del 2003.

El presunto etarra ha pasado las últimas horas en los calabozos de la Unidad Antiterrorista de la Ertzaintza, que lo detuvo el martes de madrugada junto a la que en el momento de los hechos era su novia, Aitziber Ezkerra. Pese a la fuerte vinculación de los detenidos con la izquierda aberzale, su captura no desencadenó incidentes en Hernani.

La familia del sargento, comprometido socialista, sindicalista de UGT e impulsor de la plataforma ciudadana ¡Basta Ya!, compareció ayer en Santander, donde veranea, para agradecer el arresto. Maite Pagazaurtundua, hermana del asesinado y presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, describió la sensación de "alivio emocional" que sintió al conocer la operación policial y aseguró que "no hay nada más destructivo para la libertad que la impunidad", al recordar la tranquilidad con la que el detenido ha vivido en Hernani durante estos siete años y medio, compartiendo las mismas calles que los allegados del fallecido.

COMO UN ´GUDARI´ Preguntada sobre la posibilidad de que el detenido se arrepienta y pida perdón, destiló sinceridad en su respuesta: "Acataría gustosa la ley si el arrepentimiento es de verdad y me demuestra que es capaz de sentir algo del dolor que ha producido". Lo dijo emocionada y acompañada de la viuda de su hermano, Estíbaliz Garmendia, aunque reconoció que, al verle por la televisión, le dio la sensación de que Agirresorabe se sentía "todo un campeón, un gudari". Demasiado lejos del arrepentimiento.