Tuvieron que llegar las pruebas para comprobar algunas cosas. Que todas las preguntas hechas por ciertos abogados de las acusaciones, sobre la necesidad de inteligencia y organización para robar explosivos, son una sandez, como muchos sabíamos. Que Trashorras, esquizofrénico, cocainómano y medio lelo, llega al límite necesario y le sobra para ir de putas. Que la policía, con todos los medios que le dio el Gobierno, "no pudo detectar la amenaza". Que las gravísimas idioteces vertidas por algunos seudo-periodistas en tres años, de las que juré no volver a hablar, no han parado. Que las disculpas no llegarán.

El jueves vi la dinamita que fulminó a mi hermano tirada en la calle. Vi que Trashorras mintió cuando dijo que solo se podía robar medio cartucho por pareja y día. Vi que un grupo de drogadictos hicieron posible el atentado. Y vi que para gente inútil, poco productiva, despilfarradora y sin ningún tipo de conocimientos logísticos, fueron los etarras que roban polvorines en Francia (les concederemos el premio al grupo de asesinos más idiota del planeta).

Vuelvo al tema de los abogados. Si alguien más listo que yo puede analizar las preguntas de las acusaciones, a ver si llega a la misma conclusión. Las preguntas de algunos están encauzadas exclusivamente a la implicación de ETA (panda de asesinos a los que deseo tanto sufrimiento como producen). Una fijación preocupante, porque parece que cuando comparece uno de los transportistas, ya no tienen preguntas. Sus representados se merecen mayor esfuerzo. A lo mejor uno es mi padre.

Si creen que ETA está implicada, y tienen pruebas que ni yo, ni la policía, ni los servicios secretos de medio mundo han podido obtener hay un cauce mejor que desviar la atención: cojan las pruebas, llévenlas a un juzgado y acusen a los implicados. Yo seré el primero en asistir a dicho juicio, en serio. Este juicio es para juzgar a 29 personas, ninguna de las cuales, que yo sepa, es de ETA. Estos 29 acusados son islamistas, cocainómanos o garrulos sin rumbo. Mensaje a los que quieren saber la verdad: tal vez no lleguemos a saber todo lo que pasó el 11-M, pero todo lo que sepamos será gracias a nuestro esfuerzo, no al suyo, y seguro, seguro que no querrán que sea su verdad.