Aparentemente, ayer nada se movía en Galicia. Manuel Fraga madrugó como un día cualquiera y acudió a las 7.30 horas a su despacho oficial en San Caetano, como ha hecho en los últimos 16 años. Como si el domingo hubiera amarrado en las urnas su quinta mayoría absoluta. Pero el PP gallego, de puertas adentro, ya sólo confía en el apóstol Santiago para conservar el poder y empieza a preparar las maletas. El socialista Emilio Pérez Touriño, en cambio, ha desterrado cualquier duda. Tanto, que ayer mismo su partido abrió los primeros contactos informales con los nacionalistas para perfilar el Gobierno del cambio.

El PSOE considera "irreversible" el veredicto de las urnas del pasado domingo y descarta que los más de 103.000 votos emitidos por los gallegos en la diáspora, que se escrutarán el próximo día 27, otorguen a Fraga el undécimo escaño que precisa en Pontevedra para retener el Gobierno autonómico.

En todo caso, el secretario de organización, José Blanco, aseguró que, puestos a esperar milagros, sería más fácil que el PSOE sumara un quinto diputado en Ourense --el domingo se quedó a 3.578 votos de lograrlo-- que el PP arañara el escaño de más que precisa en la circunscripción de la que es natural Mariano Rajoy, y donde la lista del PP la encabezaba su delfín para suceder a Fraga, Alberto Núñez Feijóo.

ECHAR CUENTAS Los cálculos dicen que para que el PP obtenga el escaño número 11 por Pontevedra sería necesario que los casi 40.000 votantes ausentes de esa provincia (el doble de hace cuatro años) repartieran su voto como en el 2001, algo muy improbable. Si los emigrantes votan de forma similar a los residentes en Pontevedra (casi 11 puntos más para el PSG y 8 menos para el PP) el diputado lo conservarán los socialistas. En cualquier caso, el protagonismo que ha adquirido el voto de los emigrantes ha sacado a relucir las deficiencias de control que hacen que el sistema sea objetivamente vulnerable al fraude. A pesar de las numerosas advertencias y alarmas al respecto, los partidos mayoritarios no han puesto especial interés en resolver el sistema del voto por correo de los emigrantes.

En público, Rajoy siguió negándose a enterrar el optimismo tras la reunión de la ejecutiva de su partido en Madrid al tiempo que reiteraba que se siente "respaldado" por su partido tras los resultados obtenidos. Los populares gallegos también guardaron las formas y siguieron la consigna marcada por Fraga la noche electoral: "Tranquilidad, porque aún quedan los rabos por desollar" los últimos votos por escrutar. Todos menos su secretario general, Jesús Palmou, que confesó que su partido está "preparado para hacer una oposición leal y rigurosa".

De momento, Touriño y el nacionalista Anxo Quintana dejaron ayer en manos de sus colaboradores los primeros movimientos para perfilar el nuevo Ejecutivo. Ambos, mientras, aseguraron que no entrarán en una verdadera negociación hasta que estén escrutados los votos de la inmigración. Hasta que el resultado sea definitivo e inapelable.

COORDINACION CON EL BNG El líder del PSG y Quintana se llamaron por teléfono la noche del domingo, cuando ya se conocían los resultados casi definitivos, para coordinar los mensajes que estaban a punto de transmitir ante la prensa y proyectar de esta formar la imagen de unidad que se espera de unos futuros socios de Gobierno.

Touriño ya había confesado en privado al abrirse la campaña gallega que tenía meditado el "esquema general" de su Ejecutivo. Ahora, tras la bajada electoral del Bloque, que ha perdido cuatro de sus 17 escaños, podrá negociar desde una posición más cómoda, consciente de que Quintana está obligado a pactar.

El más que probable futuro presidente gallego preferiría que el PSG, ocupara también la vicepresidencia, algo en lo que Quintana está poco predispuesto a ceder, aunque los dos aseguran compartir la voluntad de evitar enfrentamientos. Su compromiso electoral es constituir un Gobierno con paridad de hombres y mujeres, algo que no se dará en el Parlamento gallego, donde 50 de sus 75 asientos estarán ocupados por varones.

En todo caso, la ajustada mayoría absoluta obliga a prescindir al máximo de los diputados a la hora del reparto de carteras. Lo contrario, dada las apretadas agendas de los consejeros de la Xunta, comportaría el riesgo de perder más de una votación en favor del PP.

INCORPORACIONES Los socialistas gallegos barajan otorgar algún departamento a algún destacado representante de las asociaciones de la sociedad civil que en esta ocasión han apoyado sus candidaturas, como es el caso de la Fundación Iniciativas 21, vinculada al partido.

Fraga permaneció ayer ajeno a los movimientos subterráneos de sus contrincantes, aunque un militante del PP que mantiene frecuentes contactos con consejeros del PP reconocía ayer: "Esto no suma ni de carallada" .