En Chile, donde las heridas de la dictadura pinochetista todavía están cicatrizando, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, elogió el proceso de transición que ha llevado a cabo este país. Lo comparó con el paso a la democracia en España, y calificó ambos procesos de "modélicos".

En la Universidad de Santiago de Chile, y después de recibir la medalla rectoral de esta institución, De la Vega pronunció una conferencia en la que alertó del riesgo de las nuevas brechas sociales que amenazan la igualdad, y propuso que España y Chile encabecen las políticas de integración que permitan hacer frente a este desafío. "Chile y España debemos asumir la responsabilidad y el liderazgo que nos corresponde como países muy respetados y oídos en la comunidad internacional y especialmente en la comunidad iberoamericana", remarcó la vicepresidenta. Chile será la anfitriona de la próxima cumbre iberoamericana, prevista para el mes de noviembre. De la Vega tuvo ocasión de analizar con la presidenta, Michelle Bachelet, los preparativos de una reunión en la que se hablará mucho de políticas de cohesión y de cómo reducir los altos índices de pobreza en países como Guatemala, Honduras o Nicaragua. En su estancia de un día en Chile, la vicepresidenta centró su discurso en detallar los desafíos que, en su opinión, tiene la democracia de este siglo. Entre ellos destacó el de la integración de las minorías.

IGUALDAD DE GENERO La vicepresidenta aprovechó para defender las políticas de igualdad de género, y advirtió del surgimiento de un nuevo proletariado, vinculado a trabajos que parecen ser solo para mujeres. "Debemos preguntarnos cuál es la razón y qué significa que empleos como el de operadora telefónica o el de cajera de supermercado, con todos los respetos hacia estos dignísimos trabajos, estén casi en exclusiva ocupados por mujeres", concluyó.