Aunque la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, es de las que miden siempre sus palabras, ayer su afirmación de que "la vicepresidenta está para trabajar y no para conciliar la vida familiar y laboral--" sorprendió, sobre todo viniendo de una política que ha hecho bandera de sus principios feministas.

De la Vega, después de defender la apuesta del Gobierno socialista por las políticas de conciliación y, ante la precisión mostrada por el moderador del coloquio en el que participaba sobre la fama que tiene la vicepresidenta de trabajar muchas horas al día, De la Vega aseguró que su situación no es la habitual y que los ciudadanos no la han elegido para que concilie, por lo que trabajará "sin descanso" mientras ocupe este cargo.

La vicepresidenta también se refirió a la publicación de las informaciones sobre la conversación mantenida por el Rey con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en un almuerzo celebrado el pasado 11 de octubre. De la Vega denunció que, "más allá de conversaciones privadas", las últimas semanas existe un intento por parte de algunos extremos de intentar desprestigiar la figura del Monarca. Aunque también señaló que se trata de "una pinza radical minoritaria a la que si hiciéramos menos caso perdería protagonismo".

LUCHA ANTITERRORISTA Preguntada de nuevo por la estrategia antiterrorista del Gobierno tras la ruptura de la tregua, la vicepresidenta insistió en que no existe ningún otro escenario que no sea el de acabar con ETA. Y respecto a la consulta que propone el lendakari Ibarretxe, De la Vega garantizó que no va a haber referendo ni ningún otro tipo de consulta porque no cabe ni en la Constitución ni tampoco en la ley. "Es así de meridianamente claro; parece que alguien quiere que se produzca, pero no se va a producir", remarcó, en alusión a las críticas del PP.