Xavier Vendrell se estrenó ayer con mal pie como consejero de Gobernación del Ejecutivo catalán. Minutos después de haber tomado posesión del cargo y siguiendo la estela de su antecesor en el departamento, Joan Carretero, el nuevo consejero republicano se despachó a gusto contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta del Estatuto. El proyecto, dijo, se ha convertido en "una tomadura de pelo del Gobierno del Estado" y, por tanto, ERC no puede apoyarlo.

Las declaraciones de Vendrell causaron preocupación en el entorno de Pasqual Maragall por el malestar que pueden causar en el PSOE y el Ejecutivo de Zapatero, sobre todo porque llueve sobre mojado. Hace un mes, el presidente catalán tuvo que llamar a capítulo a Carretero por tachar a Zapatero de "españolista demagogo" y responsabilizarle del "inmenso desastre del Estatut".

Las declaraciones de Vendrell y la inquietud que provocaron en el Gobierno catalán fueron la guinda de una jornada en la que, pese a los esfuerzos de Maragall por subrayar la "sintonía" del tripartito, quedó de relieve que no todo es una balsa de aceite y, más, después de los cambios del Gabinete.

Para muestra del disgusto de ERC e ICV con las decisiones de Maragall, un botón: sus tres consejeros salientes (Joan Carretero, Joan Sol y Salvador Mil ) no acudieron ayer a la toma de posesión de los seis nuevos consejeros.

Vendrell, en el ojo del huracán por el escándalo de las cartas a funcionarios pidiendo aportaciones a ERC, fue el primero en prometer su cargo. Maragall, en su discurso posterior, expresó su confianza "en todos" los consejeros.

CARRETERO, EN EL BANQUILLO El mismo día en que perdió su condición de consejero y, por lo tanto, de aforado, Carretero se enteró de que se sentará en el banquillo. La fiscalía ha solicitado su procesamiento por la presunta "concesión arbitraria de licencias ambientales y de obras a las entidades Bonpreu y Superco", según el fiscal jefe de Cataluña, José María Mena.