El CIS dice que la conocen poco. Pero el 53% de los ciudadanos (frente al 35%), está satisfecho con la Constitución. Y hay más apoyo a la transición (76%) y al papel del Rey (75%). Además, el 60%, contra el 36,4%, aprueba el funcionamiento de la democracia. Es un resultado aceptable, no bueno porque hay un tercio de insatisfechos. Y hay mas críticos con el papel del Parlamento que satisfechos (44% contra 42%). Por ello, la mayoría (53% contra 28%) apuesta por reformar la Constitución. Como no todo va sobre ruedas, hay que poner al día el texto constitucional. Sin embargo, como explicó Miquel Roca en la versión catalana del programa 59 segundos de TVE, ni es probable que se reforme, ni es incluso conveniente. La Constitución fue obra de un "bloque constitucional" --formado por UCD, PSOE, PCE-PSUC y CiU-- que no tiene ya coherencia para mejorarla de acuerdo con su idea inicial: integrar al máximo, excluir al mínimo. Entonces AP se partió. Fraga la votó con reservas sobre el título VIII (el autonómico) y Aznar --el que nos quería propinar golpes de Constitución-- votó no porque la creía peligrosa para España. El PNV no la votó, pero estuvo a punto. Y ERC tampoco.

Ahora del bloque han desaparecido UCD y PC. Y el PSOE y CiU la defienden menos. Peces- Barba, el "padre" socialista, tiene recelos "fraguistas" e Ibarra quiere echar a los nacionalistas del Parlamento, lo que implica romper el consenso, previo a la Constitución, de una ley electoral que no niega la realidad. Y en CiU florece el soberanismo, fuerte en el entorno de Mas.

El PP ha asumido la Carta Magna. Pero pretende cerrar cosas. Incluso el centrista Gallardón llegó a decir (también en la versión catalana de 59 segundos ) que hay que cambiar la ley electoral para que los nacionalistas no tengan el poder de la bisagra. Hoy, en el PSOE, más en el PP, hay gente que recela del término "nacionalidades", que permitió el voto de CiU y la abstención del PNV.

Y como para reformar la Constitución se necesita el voto de PSOE y PP y, en muchos casos, un referendo, cualquier cambio tiene riesgos. Debe tener el aval del sector mas rígido del PP. Por eso la reforma cerraría caminos a las "nacionalidades históricas" y pondría más "ley y orden" en muchos artículos. Los dos grandes partidos son más cerrados que el PSOE de González y Guerra y que la UCD de Suárez.

Mientras el PP no mejore más, y el PSOE no le pierda miedo, la reforma constitucional es una aventura. Pero no se puede culpar del subidón nacionalista español solo a los Aznar, Peces e Ibarras. Algunos nacionalistas históricos no tienen el coeficiente intelectual de Einstein y gesticulan en exceso. Conclusión: el refrán castellano que es el título de este artículo.