Acara descubierta, orgullosa y sin esconderse, como siempre actuó su marido, Paqui Hernández, la esposa del inspector de policía Eduardo Puelles, advirtió ayer a ETA de que lo único que han conseguido asesinando el viernes a su marido es dejar a una viuda y a dos huérfanos. "Nada más, ni siquiera os voy a dar el gusto de verme llorar".

Abrazada a sus dos hijos y a la bandera española que por la mañana cubrió el féretro de la última víctima del terrorismo, la mujer agradeció desde las escalinatas del Ayuntamiento de Bilbao la presencia de los miles de personas que por la tarde recorrieron las calles de la capital vizcaína bajo el lema Por la libertad. ETA no. Askatasuna . Los que no fueron, por temor o porque no quisieron, la pudieron ver en directo asegurando que Euskadi es un país "lleno de gente honrada que defiende sus ideas dialogando y no matando" porque por primera vez en su historia, Euskal Televisa retransmitió una marcha de estas características.

No fue la manifestación más numerosa de las que se recuerdan en Euskadi, pero sí superó todas las espectativas tratándose esta vez de una víctima de la Policía Nacional a la que ETA mató con una bomba lapa en su coche. El lendakari Patxi López ya recibía los últimos aplausos de su contundente discurso cuando todavía había gente que intentaba cruzar el puente del Arenal.

Emocionado, 42 días después de abrir una nueva etapa en el País Vasco, agradeció la labor de los erzainas, guardias civiles y policías que "arriesgan sus vidas para defender nuestros derechos". Y les prometió más medios para luchar contra ETA.

"ETA ya ha perdido. Nunca van a conseguir nada, porque nunca vamos a ceder a su chantaje. Los derrotaremos porque estamos juntos y unidos", añadió.