Javier Gómez Bermúdez fue reelegido ayer como presidente de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional a pesar de que el Tribunal Supremo anuló su nombramiento en mayo por no estar suficientemente argumentado. La designación fue posible gracias al apoyo de los 10 vocales conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Siete vocales de la minoría progresista y Alfons López Tena (elegido a propuesta de CiU) se negaron a votar como forma de protesta y Javier Martínez Lázaro lo hizo en blanco.

El pleno del Consejo fue polémico, ya que el vocal independiente Agustín Azparren propuso que la comisión de calificación de ese órgano redactase un nuevo dictamen sobre los tres candidatos para ocupar ese cargo (Gómez Bermúdez, Baltasar Garzón y Félix Guevara) tras descubrir que se habían incorporado dos folios nuevos al currículo del primero en el que se incluían como méritos los dos años que ocupó el cargo en la Audiencia y los premios que recibió durante ese periodo.

Sin embargo, en ese informe, la carrera de Garzón se resume en ocho líneas en las que se dice que "alega" que es magistrado de la Audiencia Nacional y que durante el último año y medio ha estado en una universidad de Estados Unidos, sin especificar siquiera si como profesor o como alumno.

Ante esta situación, los vocales de la minoría se plantaron. Una de ellas, Montserrat Comas, explicó que "no querían participar en una votación que estaba viciada de origen". También consideraron que la actuación de los vocales conservadores "era una burla a la sentencia del Supremo, una ofensa a Garzón y un insulto a la inteligencia".