El líder de la oposición, Mariano Rajoy, se encontró ayer con un aliado inesperado para hacer frente al dilema de Caja Madrid: el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, salió a la palestra para aclarar que él no tiene intención de vetar a Rodrigo Rato si, finalmente, es el elegido para presidir la entidad financiera. "No tengo una posición contraria. No me parecería mal", enfatizó ante un grupo de periodistas del Congreso. Zapatero, sin embargo, eludió dar su opinión sobre el vicepresidente madrileño Ignacio González, el candidato aguirrista para hacerse cargo de la caja. Esa actitud del jefe del Ejecutivo fue recibida con alivio por el entorno de Rajoy. Al fin y al cabo, Rato es el candidato de la dirección nacional. "Desde luego, esto ayuda a despejar el camino", afirmó un portavoz oficial del partido. Pero Zapatero también aprovechó su conversación informal con la prensa para urgir a los populares a llegar a un acuerdo, alegando que Caja Madrid "no puede ser terreno de batalla".

El presidente, con este paso al frente, buscó aclarar que "él no está en el tema de la caja y mucho menos en la negociación", según apuntaban ayer fuentes de Moncloa. Al parecer, Zapatero estaba interesado en convencer a la opinión pública de que él no veta ni apoya a nadie en este tema, pese a que desde su entorno trascendió que su candidato preferido era Luis de Guindos, exsecretario de Estado en Economía.

Asimismo, las fuentes gubernamentales consultadas recalcan que el líder del Ejecutivo ha hecho pública su "preocupación" por la encrucijada que vive Caja Madrid con el objetivo de lanzar un mensaje de "responsabilidad". "Hablamos de una entidad financiera, no de cualquier cosa", agregan. Claro que, ese "aviso responsable" que lanza ahora el presidente y su guiño a Rato contrastan, quizá demasiado, con la posición que ha venido manteniendo el jefe de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, proclive a pactar con Aguirre sin vetar a González. Además, el presidente del PSM ha hecho públicas sus reticencias a respaldar al expresidente del FMI.

Mientras tanto, continúa la guerra interna en el PP en torno a Caja Madrid, aunque los batallones van dando pasos. Anoche, el comité de derechos del partido anunció que llamará a declarar al vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, para que explique sus durísimas declaraciones sobre Aguirre. También se citará a la presidenta del comité de garantías autonómico, Cristina Cifuentes, para que dé cuenta del tipo de medidas que quiere que se adopten contra el número dos de Alberto Ruiz-Gallardón.

Para Aguirre, esta decisión está en la buena dirección, pero no es suficiente. Ella quiere que se tomen medidas, "y rápido", contra Cobo y, solo después, negociar Caja Madrid o lo que se tercie. Así se lo repitió ayer a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.

VOTACION MUNICIPAL En el otro frente de batalla, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, adoptó ayer una llamativa medida: someter a votación de su grupo municipal la continuidad de Manuel Cobo, su número dos, como portavoz. Resultado: 19 votos a favor de que continúe en el cargo y 13 en contra. No obstante, algunos de los que optaron por respaldar a Cobo, como la teniente alcalde Ana Botella, lo hicieron, según confirmaron algunos de los presentes, alegando que es al comité de derechos del PP, y no a los ediles, al que corresponde decidir si se sanciona o no al vicealcalde.