José Luis Rodríguez Zapatero zanjó ayer el debate semántico sobre la situación del proceso de paz tras el atentado de ETA al proclamar que ha llegado al "punto y final", y descartó que la sorpresa que supuso para el Ejecutivo la sangrienta ruptura de la tregua pueda achacarse a ningún "error" en el trabajo policial.

El jefe del Ejecutivo atajó así el conato de autocrítica que había abierto la víspera José Blanco, quien reconoció "problemas de información" o de "interlocución" que llevaron al Gobierno a desconocer los planes de ETA. El presidente no se niega a asumir la responsabilidad de la gestión del proceso de paz, pero se cuidó de preservar de dudas la profesionalidad de los servicios de información de las fuerzas de seguridad. "Tuve toda la información que razonablemente se puede tener de ETA", dijo.

EXPLICACION AL CONGRESO El presidente no quiso adelantar los datos que ofrecerá el próximo día 15 en el Congreso, cuando explique cómo afronta la situación creada tras el atentado de ETA, pero dejó claro que no habrá ningún reproche para el trabajo policial. "Estoy absolutamente convencido de la profesionalidad de nuestras fuerzas de seguridad y no hay ningún elemento que permita decir que ha habido algún error", dijo ayer durante la celebración de la Pascua Militar.

A juicio del jefe del Gobierno, las palabras del número dos del PSOE no fueron acertadas, porque pusieron en entredicho los sistemas de información. Lo que Blanco trataba de trasladar, según fuentes de su entorno, era la disponibilidad del Gobierno a asumir críticas por haber mantenido la apuesta por el diálogo.

Zapatero también se negó a "especular" sobre si los interlocutores de ETA podrían carecer de autoridad ante la banda y prefirió señalar que "ETA ha dejado claro con el atentado que ha roto el diálogo". Era ese diálogo, dijo, lo que fundamentaba el proceso de paz en el País Vasco y, tras la bomba del día 30, tanto el diálogo como el proceso "han llegado a su punto y final".

El presidente afronta su comparecencia en el Congreso con la convicción de que los españoles comparten que la paz "solo se consigue si se intenta" y de que ahora quieren ver a los partidos unidos frente a ETA.

PETICION Por eso rehuyó cualquier enfrentamiento con el PP. "No voy a combatir con el PP en el asunto más grave que tiene España desde la transición", dijo. Pero recordó a Mariano Rajoy que es "su deber democrático" apoyar al Gobierno en la política antiterrorista. De perseverar en su actitud de oposición, vaticinó, los ciudadanos la "evaluarán" en las urnas. Animó al PP a sumarse a la manifestación convocada por las asociaciones de ecuatorianos el próximo día 13 y recordó que el PSOE siempre ha estado en las marchas "contra ETA" y "nunca en las que se convocaban contra la política antiterrorista del Gobierno".

En la postura del Gobierno predominará la firmeza del Estado de derecho y la posibilidad de una situación dialogada.

El presidente rehuyó avanzar si liderará otro proceso de paz, pero mostró que su "determinación" para lograr la paz no ha quedado enterrada en los escombros de Barajas, a pesar de la "amargura" que le ha provocado el atentado. "Tengo tanto rechazo, estupor, espanto y odio a la violencia que estoy dispuesto a empeñar todo lo que sea necesario para que en España no haya bombas", dijo, para demostrar que es consciente del "riesgo político" que asume.