El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, puso ayer voz, de forma amable, a la tesis del Ejecutivo y del PSOE, según la cual comienza a ser hora de reivindicar el derecho de la Administración central a proponer medidas anticrisis, aunque afecten a las autonomías y las obliguen a mojarse al respecto.

Esta tesis se sustenta en la idea de que habitualmente sucede a la inversa, es decir, son las comunidades autónomas las que reclaman al Gobierno inversiones, recursos o competencias propias de la Administración central. Además, en el PSOE sostienen que si el presidente Zapatero tuviera que consensuar con todas las autonomías planes como el de la ayuda a la compra de automóviles, tardaría meses en llegar a un acuerdo.

El presidente del Gobierno optó por desplegar ayer esta visión cuando el portavoz de Esquerra, Joan Ridao, en la sesión de control al Gobierno, le formuló una de las críticas que más ha tenido que escuchar Zapatero respecto a las ayudas económicas directas al sector de la automoción: la que reprocha al Ejecutivo "improvisación, deslealtad institucional y administración de lo ajeno". Una denuncia que ya se ha popularizado con el símil de "invitar a comer pero que pague el invitado". La fórmula del Gobierno consiste en bonificar con 2.000 euros la compra del vehículo, de los cuales la Administración central abona 500, los gobiernos autonómicos otros 500 y el resto lo aporta el sector.

REIVINDICACION DEL EJECUTIVO Zapatero reivindicó el derecho del Ejecutivo de lanzar su plan sin previo aviso, porque las comunidades "proponen a diario" medidas en materia de líneas de financiación y apoyos. Es más, reclamó un principio cada vez más reiterado en las filas gubernamentales: la cooperación entre administraciones más allá del debate sobre el autogobierno. "Debemos ser prácticos", esgrimió. "Los ciudadanos --añadió-- quieren ver que unimos esfuerzos, no estamos en un debate competencial".