En pleno debate sobre el proceso de reformas estatutarias y frente a los presagios catastrofistas del PP, José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer que, al término de esta legislatura, España tendrá una Constitución "más fuerte y sólida", porque habrá extendido los derechos ciudadanos y sumado a "la inmensa mayoría de las personas, los territorios y las identidades".

El presidente del Gobierno hizo esta afirmación en la escuela de verano Tomás Meaba, de las Juventudes Socialistas, un día después de su reunión en la Moncloa con el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, quien se comprometió a que el Estatuto catalán que llegue al Congreso de los Diputados esté en el marco constitucional. En alusión al PP, Zapatero expresó su "sorpresa" porque "aquellos a los que menos gustaba la Constitución sean los que más se abracen hoy a ella de manera exclusivista".

CAMBIOS "DE VERDAD" El jefe del Ejecutivo puso especial énfasis en las políticas sociales que ha impulsado desde la Moncloa, entre las que destacó la igualdad de derechos para los homosexuales. Se trata, dijo, de "cambios de verdad, de los que fijan el destino de los ciudadanos" y que, en su opinión, atribuirán a España un liderazgo en el mundo por su compromiso con "la paz, la tolerancia y las libertades".

Zapatero tejió una conferencia de corte social y pacifista, en la que no ocultó su ambición de que España se convierta en referente internacional como un país de vanguardia en ambos terrenos. Así, frente a la corriente imperante tras los atentados de Al Qaeda, el último de los cuales ocurrió el 7 de julio en Londres, rehusó señalar el terrorismo como el mayor problema de la humanidad, y lo situó en segundo lugar, después de la pobreza.

Y contra los que abogan por derrotar al terrorismo sólo mediante la fuerza, el presidente, sin excluir la acción de las fuerzas de seguridad, afirmó que las "armas" para vencer a los violentos deben ser la democracia, la libertad, la cooperación internacional y el entendimiento entre civilizaciones. En ese sentido, se felicitó por la decisión de la ONU de asumir su proyecto de la alianza de civilizaciones, que presentó en septiembre del 2004 ante la institución. Tras recordar que en el siglo XX perecieron 185 millones de personas en conflictos bélicos, proclamó: "Nuestra esperanza es la ONU".

Por primera vez desde que lanzó la iniciativa, ofreció detalles sobre sus líneas maestras. Explicó que las sociedades deben acercarse unas a otras sin sentimientos de superioridad, y que sólo de esa manera se podrán permear unas a otras y transmitirse sus virtudes. En clara alusión al mundo islámico, Zapatero pronosticó que mediante la alianza de civilizaciones podrán superarse "muchas discriminaciones, como las que sufre la mujer en ciertas sociedades".

"DEBATE LIBRE" En cuanto a la política interior, el presidente hizo un balance triunfal de los resultados electorales del PSOE desde que está al frente del partido, al que pidió mantener "toda su vitalidad" y un "debate libre" para acometer el próximo gran reto: las elecciones autonómicas. Respecto a la situación en el País Vasco, dijo lacónicamente que "lo mejor está por venir".

Zapatero admitió que el empleo y la vivienda constituyen un problema "fundamental". Auguró que el diálogo entre patronal y sindicatos arrojará pronto "buenas noticias" en lo que respecta a un ingreso más estable de los jóvenes en el mundo laboral. Y añadió que el Ejecutivo socialista desplegará con ese objetivo un "importantísimo esfuerzo económico".