José Luis Rodríguez Zapatero rectificó ayer la ambigüedad con la que avanzó el sábado las consecuencias que tendrá el atentado de ETA en Barajas. El Gobierno aclaró que da por zanjado el actual intento de negociar el fin de ETA, pero avanzó que no descarta volver a intentarlo en el futuro si la banda certifica que renuncia a la violencia. El Ejecutivo considera que los terroristas han dinamitado la esperanza que abrió el alto el fuego, pero sostiene que es su obligación mantener la expectativa de lograr el fin del terrorismo en las condiciones que estableció la resolución aprobada por el Congreso en mayo del 2005.

A juicio del Gobierno, esa declaración parlamentaria sigue vigente. En el sentido de que da luz verde al presidente para iniciar "procesos de diálogo" con los terroristas si las circunstancias certifican que ETA tiene "clara voluntad de poner fin a la violencia". El mensaje que el Gobierno quiere trasladar a los terroristas es que han perdido su mejor oportunidad y que no dispondrán de otra hasta que renuncien a las armas. Según fuentes autorizadas, ahora la pelota está en el tejado de ETA.

ACTITUD AMBIGUA La idea de mantener abierta esa puerta a la paz explica la ambigüedad con la que Zapatero se expresó tras el atentado, en la tarde del sábado, cuando anunció que había ordenado "suspender toda iniciativa de diálogo" con ETA, pero rehusó hasta en tres ocasiones dar por finiquitado el proceso.

El jefe del Gobierno se había mostrado 24 horas antes del atentado tan esperanzado en la marcha del proceso de paz como para vaticinar éxitos futuros. "Dentro de un año estaremos mejor que hoy", dijo el viernes 29. Algunas fuentes atribuyen a esa brusca caída del estado de ánimo del presidente el que el sábado no atinara a trasmitir con claridad que el engranaje del proceso de paz había quedado destruido por la bomba. En las últimas horas, en cambio, todos los portavoces del Gobierno y del PSOE han endurecido su lenguaje. Así trataron de salir al paso de la "insatisfacción" que las palabras de Zapatero produjeron en el PP, cuyos dirigentes denunciaron la "coincidencia" entre los discursos del jefe del Ejecutivo y de Arnaldo Otegi, líder de Batasuna. Este mantuvo que el "proceso no está roto".

CON CONDICIONES Blanco aclaró el domingo la posición del Gobierno. Durante la manifestación convocada por la Federación Española de Municipios y Provincias en la Plaza de la Villa de Madrid, el dirigente socialista explicitó: "No hay diálogo con violencia y, si no hay diálogo, no hay proceso". Blanco, que hoy presidirá la reunión de la comisión permanente del PSOE, utilizó una terminología más fuerte para vaticinar el futuro que le espera a los autores del bombazo en Barajas: "ETA ha elegido el peor camino, que solo tiene una salida: la cárcel".

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, colaboró en el nuevo clima de intolerancia hacia ETA. Durante la visita al párking destruido por la banda en Barajas, en compañía de familiares de los dos ecuatorianos desaparecidos tras la explosión, Rubalcaba calificó el atentado como "una salvajada", tanto por la cantidad de explosivo presuntamente utilizado, como por las dos víctimas mortales que podría haber causado.

Otros dirigentes socialistas consultados coincidieron en considerar "inviable" el actual proceso de paz tras la brutal ruptura del alto el fuego que ETA llevó a cabo el sábado. A juicio de estos miembros de la cúpula del PSOE, en esta legislatura ya será prácticamente imposible una recomposición de la situación que permita buscar de nuevo una salida dialogada al terrorismo.

El PP siguió ayer denunciando las "coincidencias" de mensajes del Gobierno y Batasuna, al haber ambos "mantenido vivo el proceso" tras el atentado. Por su parte, el lendakari, Juan José Ibarretxe, manifestó, en su mensaje de fin de año, que la paz todavía es posible. Por contra, los socialistas vascos dieron por rota toda relación con Batasuna.