La plana mayor del PP desembarcó ayer en Barcelona con dos objetivos claros: arremeter contra la reforma del Estatuto catalán que acaba de ser admitido a trámite en el Congreso y erigirse en los únicos garantes del orden constitucional. Los conservadores argumentaron que el PSOE no les ha dejado otra salida, ya que ha preferido "entregarse a los nacionalistas en todas partes y renunciar a ser un partido nacional". El más contundente en sus críticas fue el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, quien llamó "cobardes" a los dirigentes socialistas por criticar con dureza el Estatut para después no obrar en consecuencia.

Zaplana consideró incoherente que destacados líderes del PSOE hablen de una forma en privado y otra en público. Y, aunque hasta ahora siempre han celebrado las declaraciones de los socialistas críticos con el Estatut, ayer optaron por la compasión: "No nos debe alegrar, sino todo lo contrario. Nos debe dar pena que no sean capaces de reaccionar porque estas decisiones de hoy pueden tener su trascendencia, su complicación y sus consecuencias en el futuro".

CAPTAR EL VOTO DE IZQUIERDAS En el mismo sentido se expresó el líder del PP en Extremadura, Carlos Floriano, que insistió en denunciar la contradicción de los socialistas, entre los que citó a José Bono, Pasqual Maragall, Manuel Chaves y Alfonso Guerra. Floriano dedicó una especial atención al presidente autonómico Juan Carlos Rodríguez Ibarra: "Yo lo vivo en primera persona. He visto que, mientras él criticaba a Manuela de Madre, los diputados extremeños del PSOE votaban a favor del Estatut. No tienen principios, sólo el de mantenerse en el poder. No penséis que van a estar con nosotros porque en esta batalla hay muchos votantes, pero ningún dirigente".

Ante esta "debilidad" del PSOE, Zaplana prometió "fortaleza". Se mostró convencido de que la actitud favorable de los socialistas al proyecto catalán ha decepcionado a muchos de sus votantes y de que esta circunstancia puede permitir que el PP amplíe cada vez más su electorado. "Me niego a creer que todos los que votaron al PSOE quieran un futuro para nuestro país como el que le está diseñando el presidente del Gobierno".

CLIMA DE CRISPACION Pero Zaplana no fue el único dirigente popular que se centró en denunciar las renuncias del PSOE. Muchos aprovecharon sus intervenciones para culpar al PSOE y a los nacionalistas del clima de crispación. El secretario general, Angel Acebes, fue uno de ellos. Y Zaplana también insistió. "Yo no he sido radical en mi vida salvo en una cosa, y pienso seguir siéndolo: en la defensa de la libertad y de la democracia".

No menos duro se mostró el presidente del PP andaluz, Javier Arenas, quien culpó a las "instituciones democráticas" actuales de "no respetar las reglas del juego", cuando dijo: "Hace decenas de años, los únicos que atentaban contra ellas eran los terroristas" de ETA. La contundencia de la afirmación le obligó a matizar. Poco después de haberlas pronunciado, Arenas afirmó que "en ningún caso se puede comparar a las instituciones democráticas con ETA".