Después de dos plácidos congresos en las provincias de Castellón y Valencia, al presidente valenciano y líder autonómico del PP, Francisco Camps, se le escapó ayer por los pelos el triplete que le hubiera dado el control total del partido conservador en la comunidad. Solo cinco votos más permitieron a José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación de Alicante y principal baluarte del sector afín al exministro Eduardo Zaplana y enemigo de Camps, seguir al frente del PP alicantino. Como se esperaba, el congreso fue tenso, con acusaciones entre los partidarios de Ripoll y la candidatura campsista, encabezada por el alcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll, que logró 551 votos por 556 del candidato zaplanista.

ALEGRIA A pesar de la ínfima diferencia, los zaplanistas mostraron una alegría exultante, que se tornó en amargura contenida para los campsistas, que habían desplegado todas sus armas para controlar el partido. Incluso Camps reunió el viernes a su Ejecutivo en Alicante para acordar inversiones millonarias para la provincia, salvo para los municipios con alcalde zaplanista.

Así pues, el cónclave alicantino no ha servido para pacificar el PP valenciano, cuyas luchas llegan hasta las instituciones. Ripoll, por ejemplo, ha refugiado en la Diputación a una larga lista de altos cargos defenestrados por Camps. Sintomático fue, ayer, que el presidente de la Generalitat valenciana, tras verse derrotado, pidiera unidad al partido, y que su número dos, Ricardo Costa, elogiase, por primera vez en mucho tiempo, la gestión de Zaplana.