Unas 3.000 familias se verán beneficiadas en Extremadura por la aprobación de la futura ley de lenguas de signos, una reforma legal que se está gestando en estos momentos en las Cortes españolas y que supondrá el reconocimiento de este lenguaje como idioma oficial dentro del ámbito jurídico español, en las mismas condiciones en las que se habla el castellano, el euskera, el catalán o el galego.

Con esta iniciativa además se reconocerá el derecho de los estudiantes sordos a recibir educación bilingüe mediante el lenguaje de signos. Pero también se incluirá dentro de los programas oficiales de estudios, se creará un centro encargado de la normalización lingüística y se promoverá la presencia de intérpretes en todos los ámbitos de la vida social para atender las necesidades comunicativas de las personas sordas.

Según explican en la Federación Extremeña de Asociaciones de Sordos (Fexas), resulta difícil conocer la cifra exacta de personas que utilizan el lenguaje de signos en Extremadura. A las más de 3.000 personas con discapacidad auditiva residentes en la región, hay que sumar familiares, allegados y profesionales y trabajadores sociales que atienden a este sector de la población. "Es la primera vez que se va a tener en cuenta no solo la lengua, sino también las necesidades técnicas que tiene este colectivo", explica Consuelo Serradilla, coordinadora de Fexas.

Desde este organismo reconocen la magnitud de la medida: "Todavía hay mucha gente que ve el lenguaje de signos como un simple juego de mímica. E incluso hay entornos en los que todavía encontramos rechazo a que los jóvenes sordos lo aprendan, ya que creen que puede ser motivo de discriminación".

IMPORTANTE AVANCE Sin embargo, tal y como admiten, la evolución en los últimos años ha sido grande. Por primera vez se ha constituido un ciclo formativo para intérpretes de lengua de signos y, además, este año se convocarán las primeras oposiciones para cubrir las plazas de intérprete en los centros educativos. "Hasta ahora todos los jóvenes sordos tenían su intérprete en los colegios e institutos, financiados por la Junta de Extremadura y contratados a través de una bolsa de trabajo", aclara Consuelo Serradilla.

En Fexas destacan la importancia de la creación de un ciclo formativo, porque hasta el momento la formación se realizaba a través de cursos impartidos por la propia asociación o por el antiguo colegio de sordos que había en Mérida. Una vez superados, a los alumnos se les entregaba un carnet de intérprete con el aval y la certificación del movimiento asociativo.

"El avance es total, porque se va a tener en cuenta no solo las barreras arquitectónicas sino también las comunicativas que venía padeciendo este colectivo", reitera la coordinadora de la federación extremeña, que también lamenta que las disfunciones auditivas sean una discapacidad a la que no "se le suele prestar demasiada atención ni dar mucha importancia".