A partir de los 40 años, el término próstata preocupa a muchos hombres. El motivo es la elevada incidencia de la hiperplasia prostática benigna, es decir, el crecimiento anormal de esta glándula masculina, que origina problemas en las vías urinarias bajas, entre otras complicaciones. Actualmente, su tratamiento implica intervenciones quirúrgicas muy invasivas y que con frecuencia provocan incontinencia urinaria e impotencia. Pero esto podría cambiar gracias a una de las investigaciones que actualmente desarrolla el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón, en concreto, la que dirige el doctor Fen Sui, que propone usar la embolización transarterial para tratar esta patología.

¿Pero en qué consiste? A través de una angiografía (examen de diagnóstico por imagen que permite observar los vasos circulatorios que no son visibles mediante la radiología convencional), se introduce un microcatéter por la arteria femoral, desde donde se llega a la arteria prostática, que se encarga de regar la próstata. Allí se introducen unas microesferas que obstruyen parcialmente dicha arteria, con lo que se impide el crecimiento de la glándula. "Primero hemos probado esta técnica en cerdos sanos, para comprobar si era posible operar mediante esta técnica sin riesgo", indica el doctor Sui.

Esa fase inicial del estudio, ya concluida, ha sido publicada por la revista más prestigiosa en radiología, Radiology , obteniendo una buena acogida entre los expertos. Así por ejemplo, según recoge una nota del centro, el doctor Matthew Mauro, de la Universidad de Carolina del Norte, cree que esta técnica "podría sustituir a los tratamientos que se aplican en la actualidad". Esta es también la opinión del director de la investigación, quien señala que el procedimiento que proponen "es mínimamente invasivo --precisa una incisión de tres o cuatro milímetros-- y se realizaría mediante anestesia local y de forma ambulatoria".

De momento, su equipo --compuesto por nueve investigadores, dos de ellos extremeños-- está inmerso en la segunda fase del proyecto: la experimentación en perros a los que previamente se ha inducido la hiperplasia prostática a través de una terapia hormonal. Para ello, es preciso castrarlos, lo que explica que antes se utilizaran cerdos sanos en los que "investigar la función sexual" después de la embolización transarterial, para averiguar si, como otros tratamientos de la hiperplasia prostática, provoca impotencia. Tres meses después, se sacrificó a los ejemplares intervenidos para medir el crecimiento de la próstata.

Así, los investigadores concluyeron que la técnica es "factible y segura". En esta segunda etapa --que tienen previsto finalizar a finales de año-- pretenden demostrar que es "efectiva" y, si lo consiguen, podría trasladarse directamente a los humanos. Por ello, el doctor Sui no descarta que el próximo año las consultas de cirugía ambulatoria pueden usar esta técnica pionera y made in Extremadura .