Menos infracciones en las carreteras extremeñas, donde el exceso de velocidad se mantiene como la primera falta al volante. Casi 120.000 conductores fueron sancionados el año pasado en el conjunto de las vías de la región y en el 62% de los casos la multa fue por superar los límites máximos establecidos. Es cierto que con respecto al año anterior se aprecia un descenso del 23% en el total de las sanciones, pero a lo largo del 2016 los radares fijos y móviles aún interceptaron a 75.000 conductores sobrepasando los límites de velocidad.

El uso del teléfono móvil, no llevar el cinturón de seguridad o conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas son otras de las faltas recurrentes en las carreteras extremeñas. Los datos se recogen en la estadística de denuncias que las jefaturas provinciales de Tráfico de Cáceres y Badajoz han facilitado a este diario, cifras que reflejan un descenso generalizado de las multas entre los conductores. Durante el año 2016 fueron 119.159 los sancionados en la región, lo que supone una rebaja del 23% y 36.362 multas menos que en el ejercicio anterior.

Una mayor concienciación, los cambios normativos (incluidos el carné por puntos y la tipificación de algunas infracciones al volante como delitos) o el incremento de los controles por parte de las autoridades competentes son las causas a las que las jefaturas provinciales de Tráfico atribuyen el descenso de las multas en las carreteras extremeñas. Dentro de esta caída generalizada, llama la atención la reducción que han experimentado las sanciones por exceso de velocidad, que han pasado de 108.763 a 75.040 en el último año, un 31% menos.

«Una de las razones de este descenso, teniendo en cuenta que no siempre obedece a un único factor sino a un cúmulo de cosas, es que en 2015 la Dirección General de Tráfico (DGT) puso en marcha una serie de medidas relacionadas con la gestión de la velocidad para reducir la siniestralidad en las carreteras, principalmente en las vías convencionales», explica Cristina Redondo, jefa provincial de Tráfico de Cáceres, que recuerda que la velocidad es uno de los factores clave en la gravedad de los accidentes y el grado de lesión de las víctimas.

RADARES / Como primera medida, desde la DGT se dictó una instrucción para unificar el umbral de tolerancia con el que actuaban los radares, con el fin de que independientemente de la zona geográfica por la que se circule, el conductor conozca la velocidad a partir de la cual se le va a sancionar --es de 7 km/hora para vehículos con limitaciones específicas (camiones, vehículos articulados, furgones, etc.) y del 7% para el resto--.

Esta instrucción no modificó las sanciones y puntos a detraer en caso de infracción, «pero sin duda supuso en un primer momento un aumento en el número de denuncias, como se aprecia en 2015, y un descenso de las mismas después, en 2016, cuando se había producido esa concienciación en el conductor a través de la divulgación y las campañas específicas de vigilancia y control», dice Redondo.

Además, en el 2015 también los radares empezaron a distinguir a los vehículos por tipo, para así aplicar la sanción en función de la limitación específica aplicable a cada uno. Una circunstancia que según la jefa de Tráfico en Cáceres, ha repercutido igualmente en ese aumento de las denuncias en un primer momento.

Al margen de las multas de velocidad, en el último año también se han reducido en las carreteras extremeñas las infracciones relacionadas con el uso del teléfono móvil u otros dispositivos al volante (2.353 multas en 2016, un 10,3% menos); por no llevar puesto el cinturón de seguridad o los sistemas de retención infantil (3.877 sanciones, lo que supone una caída del 9,5% respecto a las 4.285 del 2015), o por las malas condiciones del vehículo (17.328 recargos, un 0,2% menos). Sin embargo, sí se aprecia un repunte del 16,8% en las multas relacionadas con el consumo de alcohol y drogas: 1.668 sanciones en 2016 frente a las 1.427 de 2015.

En este contexto, el subjefe provincial de Tráfico de Badajoz, Primitivo Adame, apuesta por seguir incidiendo en las campañas, los controles y la concienciación ciudadana. «También es de vital importancia la introducción en el currículo escolar, desde la enseñanza primaria, de las actividades de educación vial», afirma Adame, que apunta que ya desde su jefatura se colabora en los colegios con actividades formativas y de concienciación ciudadana.

«Es evidente que la concienciación ciudadana ha tenido un un papel fundamental en la reducción que han experimentado las saciones, pero nuestro objetivo es la ‘visión cero’ y por tanto, el sistema solo será aceptable cuando se llegue a cero muertos y cero heridos graves», concluye.