Cerca del 70% de los extremeños consideran que la presencia de inmigrantes para trabajar es poco o nada necesaria en la región, según se recoge en una encuesta del Consejo Económico y Social (CES) de Extremadura, que analiza ampliamente todas los aspectos relacionados con la visión que se tiene de los extranjeros en la región.

Además, y puestos a elegir un máximo de tres opciones, los encuestados consideran que los principales problemas de la sociedad extremeña son, por este orden, el paro (81% de las respuestas), la droga (50%), la falta de industria (43%) y la inmigración (29%).

En cuanto a la incidencia en el mercado laboral de la venida de extranjeros del Tercer Mundo a Extremadura, la encuesta del CES revela que el 70% de los extremeños opinan que puede ser negativa si hay paro, y un 53% que ya es un problema en este momento ya que quitan trabajo a los naturales de la zona. Del mismo modo, un 61% asegura que la llegada de inmigrantes provoca una rebaja general en los salarios y el 73% que esta presencia es responsable de un aumento de la criminalidad.

SIN PAPELES NI DERECHOS Asimismo, se expresa un temor mayoritario (61%) de que la inmigración se convierta en un riesgo para la salud pública, al traer enfermedades extrañas o poco conocidas aquí.

Con todo, la práctica totalidad de los encuestados se muestran partidarios de que se concedan a los extranjeros algunos derechos sociales, pero siete de cada diez creen que no debe dárseles el voto y ocho de cada diez impedirían que se organizasen.

Este panorama negativo se acrecienta si se limitan las cuestiones de la encuesta a la inmigración irregular. En ese caso, el 70% de los extremeños negarían a los sin papeles el acceso a permisos de trabajo o residencia e, incluso, a la asistencia sanitaria pública o la vivienda.

El mismo porcentaje sólo les prestaría asistencia humanitaria en caso de emergencia, y un tercio de encuestados, ni eso.

NO A LAS MEZQUITAS Por lo que se refiere a la convivencia, más del 90% de los extremeños opinan que no debe permitirse a los inmigrantes conservar todas sus costumbres y tradiciones, y el 29% les prohibiría incluso aquellas que no atenten contra los derechos humanos. Además, más de la mitad afirman que los extranjeros deben renunciar a sus costumbres y adaptarse a las del lugar donde estén.

Al hilo de esta cuestión, ocho de cada diez extremeños se muestran contrarios a que cualquier institución pública colabore en la construcción de mezquitas --en la región no existe ninguna actualmente--.

A la hora de establecer lazos familiares, un 60% no permitiría que su hijo o hija se casase con alguien de origen norteafricano, rechazo que disminuye si se trata de subsaharianos, asiáticos o iberoamericanos.

Como última cuestión, la mayoría de encuestados por el CES cree que la sociedad extremeña muestra un rechazo bastante alto a los inmigrantes, pero el 94% se salvan a si mismos, ya que enfrentados a la pregunta directa, se colocan en el grupo de los poco o nada racistas.