Hace un mes que la junta de acreedores dio una segunda oportunidad al grupo cooperativo Acorex, pasando de una deuda superior a los 60 millones de euros que hacía inviable su continuidad, a la que mantiene en la actualidad que no supera los 20 millones de euros.

Tras la quita que aceptó una mayoría de los acreedores, la nueva Acorex calcula que sigue adeudando entre 18 y 20 millones de euros, pero solo aproximadamente la mitad corre más prisa. De la deuda total urge devolver entre ocho y nueve millones, prevé el grupo, aunque la cifra no está cerrada puesto que hay acreedores que todavía no han manifestado a qué fórmula del convenio aprobado se acogen. Para abonar esos 8 o 9 millones de euros hay un plazo de tres años, según lo acordado en el convenio aprobado por las partes el pasado 11 de enero en el Juzgado Mercantil de Badajoz. Esa cantidad resulta de sumar la deuda privilegiada, que tienen prioridad de pago, más las cantidades resultantes después de que los acreedores aceptaran quitas de un 85% y un 95%.

Entre los acreedores sigue estando Avante, que al tratarse de una empresa pública no puede aceptar quitas, pero esa deuda no deberá saldarla hasta dentro de diez años puesto que el ente se acogió a una fórmula especial que supone convertir su deuda en un préstamo subordinado.

VENTA DE ACTIVOS/ De todas maneras, la nueva Acorex no tiene dudas de que podrá afrontar los primeros pagos pendientes. Lo hará con la venta de los activos que todavía mantiene como son las dos plantas de abono de La Garrovilla y terrenos, entre otros. «Las operaciones previstas van avanzadas pero aún no están concretadas. Solo con que se cierren dos ventas ya tendríamos garantizado el 80% de lo que tenemos que abonar en estos primeros tres años», explica Manuel Ortega, presidente del Consejo Rector de Acorex. Cabe recordar que el grupo ya se ha desprendido en los últimos dos años de sus principales inversiones como Acosierra, Fercoex o Tomcoex.

Aún así, el cartel de ‘se vende’ no cuelga en todos los activos que mantiene el grupo. «Las instalaciones centrales de Mérida no nos hemos planteado venderlas todavía y también vamos a mantener las participaciones en Tomalia, que para nosotros son muy importantes, así como las granjas de porcino ibérico de Ibergenética (ubicadas en Pueblonuevo del Guadiana y Alburquerque). Esas actividades, en principio, las mantenemos», explica.

Mientras se negocian por un lado esas transacciones para conseguir liquidez, por otro lado Acorex trabaja en la nueva organización del grupo que se mantiene, por ahora, con quince cooperativas aunque ya hay otras que han manifestado su intención de volver a integrarse o comercializar con el grupo como terceros. «Las expectativas son halagüeñas en este sentido», apunta Ortega.

El nuevo Acorex necesitará elaborar unos nuevos estatutos y elegir un nuevo consejo rector. De momento, las reuniones que está habiendo con los socios y el consejo rector sirven para avanzar en esas nuevas normas del grupo -que serán similares a las de Dcoop- y solventar cuestiones pendientes, como la aprobación de las cuentas de 2015.

También sigue manteniendo un contacto estrecho con el grupo andaluz Dcoop para cerrar la integración «cuanto antes». Ortega calcula que antes del próximo verano Acorex ya será un socio más de la agrupación con sede social en Antequera (Málaga).

Aún así, nada puede ejecutarse todavía hasta que el juzgado no dicte sentencia firme ratificando el convenio de Acorex. Cuando se publique el fallo habrá un plazo de 20 días para recibir alegaciones y solo tras ese periodo el convenio será firme y la salvación del grupo extremeño de la liquidación estable. «Creemos que no habrá impugnaciones y en un plazo de un mes empezará realmente a cambiar Acorex».