En 1985, Virginio García Martínez --entonces profesor ayudante del Departamento de Anatomía de Facultad de Medicina de la Uex y hoy catedrático de esta materia-- presentó su tesis doctoral sobre cómo se desarrolla el aparato valvular del corazón. La semana pasada, Natividad García, becaria FPI (Formación de Personal de Investigación), hizo lo propio con un trabajo sobre el desarrollo del corazón a nivel molecular. Entre medias, casi un cuarto de siglo de investigación del grupo Bases Anatómicas y Embriológicas en Patología y Terapéutica, centrado fundamentalmente en dos líneas de estudio: embriología, por un lado, y, por otro, análisis de este órgano en su fase adulta.

Se trata de un equipo de entre 12 y 14 investigadores que, en colaboración con profesionales de otras universidades y laboratorios, estudian el proceso de formación del músculo cardiaco y, una vez desarrollado, cómo está constituido, cuál es su forma, sus posibles malformaciones... Son dos líneas de investigación independientes y a la vez complementarias ya que, como explica el profesor García: "La fase embrionaria determina cómo será el corazón adulto".

Una parte de los componentes de este grupo de la Uex se centran --y son los únicos que lo hacen a nivel nacional-- en averiguar"cuáles son los mecanismos que controlan el inicio del desarrollo del corazón". Para ello, están incorporando técnicas muy novedosas, como la electroporación (explicación) in vitro, que se han ocupado de adaptar para detectar qué aspectos moleculares están implicados en la formación del corazón, como explica la profesora Carmen López, otra de las integrantes del equipo.

Esta investigación abre la posibilidad de prevenir y tratar mejor enfermedades congénitas, a partir de determinar qué factores influyen en su desarrollo. Pero no es la única aplicación práctica de los esfuerzos de este grupo de investigación de la Uex. Los responsables de la otra línea de trabajo, los profesores Damián Sánchez y Vicente Climent, que se han centrado en el estudio de una enfermedad muy frecuente: la fibrilación auricular.

"Es un tipo de arritmia que provoca que las aurículas se contraen de forma caótica y descontrolada", explica el profesor Climent, que junto a sus compañeros intenta averiguar "cuáles son las causas que provocan esta patología". Además, sus avances --ya han publicado varios estudios sobre este tema-- también mejoran el tratamiento de esta patología. "Se usan fármacos, pero en algunos casos el cardiólogo interviene directamente a través de un catéter que se introduce por los vasos de la pierna y que, mediante rayos X, llega al corazón y actúa sobre los focos causantes del problema, por lo que son imprescindibles los estudios anatómicos del corazón adulto que nosotros realizamos", comenta.

Tal es la importancia de esos estudios, que este grupo de investigación tiene en marcha ahora mismo dos proyectos subvencionados por la Junta y el Ministerio de Sanidad (Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas), respectivamente. Asimismo, publican sus trabajos de forma periódica en las revistas científicas. Entre ellos, el director del equipo recuerda el trabajo que elaboró junto a Gary Schoenwolf, de la Universidad de Utah, sobre el origen de las células del corazón, que descubrieron cuando lograron marcarlas en el embrión antes de que se formaron "y luego las veíamos latir", apunta aún ilusionado. Una ilusión a la que le sobran latidos.