La Cooperativa de Regantes de Extremadura (Crex) ha estado a la vanguardia de la fruticultura regional desde que echó a andar en 1951. Ubicada inicialmente en Mérida, en 1985 abandonó la capital extremeña para establecerse en la localidad de Valdivia. Allí, tras unos primeros años muy complicados, comenzó a crecer a partir de la década de los noventa. En los últimos ocho años ha renovado toda su infraestructura productiva, con una inversión que ronda los 7,2 millones de euros. Además, desde el año pasado lidera una empresa que lleva su apellido (Naturcrex), cuyos 177 fruticultores producen cerca de 40 millones de kilos de fruta en cinco provincias españolas: Huelva, Sevilla, Murcia, Badajoz y Cáceres.

--¿Cómo se recibió en Crex la concesión de la medalla?

--Esta es la mayor condecoración que se le puede dar a un extremeño y para extremeños como nosotros, que lo llevamos hasta en el nombre, recibirla ha sido un orgullo y una satisfacción enormes.

--Además, llega el mismo año de la inauguración de sus nuevas instalaciones...

--Si, nuestra última renovación en la central de Valdivia la inauguramos en julio. Ha sido el final de más de dos años cambiando nuestra maquinaria de normalización y modernizando por completo nuestra central.

--¿Puede verse esta medalla también como un reconocimiento a un sector, el de la fruta, que se ha convertido en uno de los motores de la economía extremeña?

--Eso son los demás quienes lo deben decir pero, efectivamente, creo que el Consejo de Gobierno ha querido acordarse, por un lado, de la fruticultura y, por otro, de todo el cooperativismo. Más en un sector tan complicado como éste, en el que es mucho más difícil aunar voluntades.

--Precisamente, ¿cómo ve la evolución del cooperativismo en Extremadura?

--Con optimismo. Un gran porcentaje de la economía agroganadera extremeña se mueve a través de cooperativas. Estas han cambiado mucho en los últimos años y, desde mi punto de vista, tienen que seguir haciéndolo. Deben competir con empresas de cualquier tipo del resto del mundo, lo que les obliga a ser tan ágiles como ellas. Tienen que ser muy profesionales y versátiles, con capacidad para tomar rápidamente decisiones. Para mí, excepto en una asamblea general, no debe existir ninguna diferencia con cualquier otro tipo de entidad societaria.

--Producción integrada y continua renovación parecen ya imprescindibles para competir en el mercado de la fruta...

--Sí. En nuestro caso toda la producción es integrada desde hace seis años, antes incluso de que hubiese subvenciones para ello, y en el resto del sector también es mayoritaria. Las inversiones, tanto en nuevas variedades, como en las centrales, son igualmente fundamentales.

--Además, por fin se ha dado el salto a la transformación de la fruta en Extremadura...

--Esta es la primera campaña completa de Elafruex, la primera fábrica extremeña de concentrados y cremogenados de fruta. Crex es uno de los accionistas mayoritarios de esta empresa, y en ella tenemos puestas grandes esperanzas. La producción va a ser buena, pero habrá que esperar a la comercialización.

--¿Siguen adelante con el proyecto de expandirse a zonas tabaqueras de Cáceres?

--Nosotros somos muy prudentes en este aspecto. Seguimos estudiando la posibilidad de realizar una ampliación societaria en la provincia de Cáceres y ya hemos hecho algunos contactos.

--¿Cuál es el balance de la campaña de este año?

--Bastante negativo. Comercialmente se han atendido nuevos mercados, algunos de ellos nuevos. Nuestra fruta va a estar presente en más de 30 países en cuatro continentes. Lo lamentable es que todo el mundo va a cobrar dinero alrededor de la fruta pero al agricultor va a retornar poco y, en algunas variedades, se va a perder.