Pueblos convertidos en lienzos públicos, arte contemporáneo que sale de los museos para disfrute de vecinos y visitantes. Esa es la tendencia creciente en numerosos municipios de la región, en los que grafiteros y otros artistas han pasado de ser antiguos enemigos a aliados fundamentales para potenciar el encanto de estos pueblos y sus espacios.

Instalaciones municipales, casas deshabitadas, naves industriales, depósitos de basura, garajes y todo tipo de fachadas se convierten en contenedores de arte.

Piornal fue una de las pioneras con su impulso en el año 2012 de ‘Arte en la calle’, en colaboración con la profesora de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla María José García del Moral y un grupo de alumnos.

Las características uralitas de la localidad cacereña quedaron decoradas para la posteridad en once de sus fachadas.

El éxito del proyecto piornalego ha sido también confirmado en otros municipios que han participado en el programa ‘Contenedores de Arte’, promovido por las diputaciones de Badajoz -desde hace ocho años- y Cáceres -desde hace dos-, junto a la Asociación de Universidades Populares de Extremadura (Aupex) y que este año recala en Esparragalejo, Olivenza, Valdivia, Almoharín, Villanueva de la Vera y el propio Piornal, tras su paso por otros 20 municipios extremeños.

‘Museos donde no hay museos’ es el lema de un programa que, tal y como explica su coordinadora, Marta del Pozo, pretende «transformar espacios en desuso para promocionar el arte contemporáneo y favorecer la interactuación a través de este arte».

La selección prioriza a artistas plásticos que sean profesionales y locales y que impulsen proyectos colectivos, buscando que los vecinos también sean partícipes.

«Tiene un sentido que va más allá de la decoración, que mueve al pueblo y viene a demostrar que el arte no necesita de un museo para ser disfrutado. Puede estar en cualquier sitio», explica del Pozo.

Viejos silos, casas, industrias e incluso cárceles se abren a los ciudadanos que tienen así la oportunidad de conocer estos espacios por dentro y ver el poder de transformación que tiene el arte. Además, la idea es que estos espacios sigan en uso como centros de creación artística.

Sierra de Gata ha sido uno de los últimos destinos en sumarse a este movimiento a través del proyecto ‘Agua Dulce’, que va a unir gracias al arte mural a los municipios de Moraleja, Villasbuenas, Robledillo, La Moheda de Gata, Torre de Don Miguel y Perales del Puerto.

La finalidad es crear una red de grafitis en la que escenas de naturaleza y agua y el homenaje a Louis Wain -pintor inglés reconocido por sus representaciones de gatos- serán protagonistas.

Otras expresiones artísticas

Pero el arte no sólo se proyecta en muros, sino que también puede moverse en la calle, como demuestra ‘Supertrama / Programa de Arte Público de Extremadura’.

«Se trata de vincular ciudadanía, arquitectura, espacios naturales, patrimonio y otros agentes para sacar el arte», explica Marina Fernández, promotora de un proyecto nacido en Valverde de la Vera y que se suma a sus famosos parasoles de ganchillo de ‘Tejiendo La Calle’, en el que los vecinos elaboran toldos para guarecer las calles del sol de verano.

En el caso de ‘Supertrama’, la idea trata de sumar diferentes perspectivas de un arte en principio efímero, aunque podría quedarse en la localidad en forma de varias piezas de alfarería y módulos de madera.

Tras un proceso de selección abierto en toda España tres fueron las obras elegidas: la performance ‘Cuerpo Público’, de Miguel Braceli; ‘Plug-in Façades’, de Fabiola Muñoz y Carlos León de Estudio Extramuros y ‘Sin Título’, un taller participativo de objetos de alfarería tradicional de Antonio Ballester Moreno y Ana Ausín

La vocación de ‘Supertrama’, que estará presente en Valverde de la Vera hasta el próximo 30 de septiembre, es moverse y exportar este concepto de arte vivo a otros municipios de la región en próximas ediciones.

ENTRE EL ARTE Y LA enseñanza

Algunas creaciones nacen del propio impulso del pintor local que quiere revalorizar su villa y, más que con una pretensión artística, buscan una función decorativa y didáctica.

Es el caso de la localidad pacense de Villar de Rena, en la que Alfonso González decidió añadir un poco de fantasía a diferentes dependencias municipales.

«Es un pueblo con bastante encanto pero en el que nadie para, entonces se me ocurrió llamar la atención», rememora González.

Así, con un equipo de tres personas, ha transformado la guardería, el centro joven municipal y una caseta de luz en portadas de relatos infantiles.

«En realidad primero viene la idea y después el edificio. Además de decorar se trata de proporcionar un poco de didáctica para la gente joven y dejar algún mensaje escondido», dice.

El artista, que además es concejal municipal, cuenta que ahora mismo están centrados en la creación de un Belén a tamaño real de cara a la Navidad, pero promete nuevos murales en los que historias tan populares como ‘El libro de la selva’ o ‘Alibaba y los cuarenta ladrones’ serán protagonistas.

Ya sea por iniciativa de las administraciones o personal lo cierto es que estos proyectos acercan el arte a los vecinos de los núcleos rurales y les suma un punto más de atractivo para los visitantes. La metamorfosis del abandono a la creación y el color llegó para quedarse.