No hay dinero para desarrollar los proyectos, ni a corto ni medio plazo. No se consideran prioritarios y se aplazan año tras año. Pero son numerosas voces las que siguen reclamando que se trata de infraestructuras fundamentales para el desarrollo de la comunidad. Extremadura tiene pendientes trazados en tres carreteras que acumulan reivindicaciones para que sean convertidas en vías rápidas de dos carriles que mejoren las comunicaciones, tanto entre las dos provincias como con las comunidades limítrofes. La realidad actual es la siguiente:

Cáceres-Badajoz

El pasado verano la Junta dio carpetazo a la posible autovía que uniría las dos ciudades extremeñas más populosas. Alegó que la situación económica regional no se podía permitir ese gasto y que se iba a dar prioridad a la ronda Sureste en Cáceres y la ronda Sur en Badajoz. El proyecto (87,1 kilómetros), que se dividió en cuatro tramos, supondría un importe de alrededor de 500 millones de euros.

Lo cierto es que la actual carretera que hace el recorrido entre las dos capitales de provincia, la Ex-100, está catalogada por la DGT como una de las más peligrosas de Extremadura. Tanto el alcalde pacense, Francisco Javier Fragoso, como la alcaldesa cacereña, Elena Nevado, han exigido en varias ocasiones que se retome el proyecto y no caiga en el olvido. La última petición oficial tuvo lugar a principios de año por parte de Nevado: la volvió a exigir por ser «muy necesaria» y aseveró que el importe que supone deben asumirlo tanto la Junta como el Gobierno central.

No obstante, también hay colectivos en contra de esta autovía, como los ecologistas, que consideran que tendría un impacto muy negativo en el entorno de la sierra de San Pedro

La N-432

Se llamaría A-81 y el tramo extremeño discurriría entre Badajoz y Granja de Torrehermosa, pasando por Zafra. Luego entraría en Andalucía para continuar hasta Córdoba y Granada. Pero la iniciativa, que surgió por primera vez en 2002, lleva parada desde 2011. De momento sigue siendo una carretera convencional que en la provincia de Badajoz recorre 160 kilómetros, atraviesa una decena de municipios y tiene dos puntos negros. Mayor seguridad vial y un revulsivo en la economía pacense (tal y como han manifestado en varias ocasiones empresarios de la zona) son los principales argumentos para que la autovía sea una realidad.

La únicas mejoras que han experimentado los pueblos afectados, hasta la fecha, han sido las variantes de La Albuera y Santa Marta. Se contempló igualmente la de Zafra, pero se descartó al apostar por el proyecto al completo de la A-81.

De momento, la única certeza es que la infraestructura se contempla en el plan del Gobierno hasta 2024.

La N-430

Ya existe una asociación llamada N-430 (formada por municipios afectados) para reclamar que esta vía sea «más digna y segura». Y ha habido varias manifestaciones y cortes de carretera. La petición al Gobierno central es que la autovía del Levante se ponga en marcha. Esta comunicaría Extremadura con Ciudad Real y seguiría hasta Valencia.

Precisamente el pasado mes de mayo el conseller valenciano de Hacienda, Vicent Soler, visitó la región para hacer frente común en la exigencia de esta infraestructura. Pero las reivindicaciones caen en saco roto; el proyecto sigue descartado y el argumento, de nuevo, la escasez presupuestaria.