Las 3.200 hectáreas de monte que ardieron el pasado mes de julio en la comarca cacereña de Las Hurdes absorbían cada año cerca de 800.000 toneladas de CO2 de dióxido de carbono. Esas 3.200 hectáreas servirán a partir de ahora para construir muchas toneladas de palets y tableros de madera, según el resultado de las subastas realizadas para el aprovechamiento de esa madera quemada.

La Junta de Extremadura ya ha adjudicado los seis lotes que había sacado a concurso mediante subasta. En total, la Administración regional recaudará más de 888.000 euros de unos árboles que, durante los próximos meses, terminarán en distintos aserraderos y fábricas del país. "Aunque en muchos casos el fuego solo ha afectado a la corteza, porque en estas zonas avanza rápido por el viento, se considera que pierde calidad y es raro que se utilice para muebles y otros usos nobles. Lo más habitual es que se destine al triturado, para fabricar conglomerados, y a palets para el sector de la construcción", explica Rodrigo Julián Fuentes, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Extremadura.

El resultado de las subastas públicas corrobora las tesis de Fuentes. Los miles de pinos quemados en el paraje Colgadizo, de Caminomorisco, ha sido adjudicado a Pinorval, una industria maderera portuguesa con planta de transformación y elaboración de palets en Toledo. Los del entorno del Regajito, también en este mismo término municipal, lo aprovechará Aprosuma, la única empresa extremeña que ha pujado por la madera de Las Hurdes. Su actividad también se centra en la construcción de palets, además del embalaje.

Por su parte, la maderera burgalesa Unopan Tableros de Fibras, especializada en aglomerados, se ha hecho con dos lotes: el de Rubiaco y el de Gineta, ambos parajes de las sierras de Nuñomoral. Los dos restantes --Arroyo de la Mula (también de Nuñomoral) y Portilla de Chapalejo (Caminomorisco)-- han sido vendidos a Ramafosa, que es vallisoletana, y a José Ramón Marinero SL., con sede en Segovia.

¿Hay negocio?

¿Pero cuánto habría sacado la Junta de Extremadura por el aprovechamiento de esa misma madera si no se hubiese quemado? Es difícil saberlo. Si se compara con los concursos abiertos en años anteriores, a priori la rentabilidad para la administración parece menor. En junio, la parcela Regajito-Las Tapias salió a subasta con un presupuesto de partida de 50.400 euros, casi tres veces menos de lo que se ha obtenido posteriormente por la madera quemada del paraje. Pero aquí las comparaciones no son precisas, porque ni los lotes ni la superficie coinciden exactamente.

¿Y hay negocio e intereses del sector maderero para quemar el monte? El decano del colegio de Ingenieros de Montes opina que no. "El precio comercial de esa madera baja hasta un 40%", estima. Además, recuerda la legislación se ha endurecido mucho. Ya no es posible cambiar el uso del suelo --antes había casos de incendios provocados para poder aprovechar el bosque como zona de cultivo o para urbanizar-- y está muy restringida la venta de los árboles quemados.

Además, las propias administraciones tratan de desincentivar el uso de este tipo de madera fijando precios en las subastas mucho más altos que si la materia prima no hubiese sufrido los efectos del fuego.

Pese a estos argumentos, todavía hay quien piensa que detrás de este último gran incendio en la región se encuentran los intereses económicos del sector. Lo que sí tiene claro la Junta, pese a que la investigación de las causas sigue abierta, es que fue originada de forma premeditada. "No es posible otra explicación, porque tenía tres focos originados casi a la vez", ha sostenido en estos meses el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro.