Hasta la activación de las ocho Unidades de Cuidados Paliativos (UCP) por parte del SES, los enfermos terminales se veían abocados a pasar sus últimos días en el hospital, puesto que era el único sitio donde contaba con medios y personal para evitarles los sufrimientos.

"Es una apuesta muy fuerte, porque tenemos que llegar a todas las áreas y lograr que el enfermo esté acompañado por su familia y su ambiente sin perder la atención de equipos especializados y formados exhaustivamente para afrontar estas situaciones", comentó Villa.

En su corta andadura, las UCP han atendido a 147 pacientes, y realizado 347 visitas.

Por su parte, Emilio Herrera, coordinador de los equipos, indicó que "se trata de controlar síntomas y complementar tratamientos en el propio hogar, con un trato humano y apoyo psicológico al enfermo y a su familia. Estas unidades se activan a través de una demanda del médico de cabecera o del especialista que ha estado tratando al paciente.

"La idea básica es que una persona, aunque no tenga cura, merece toda la atención del sistema, y nunca debe sufrir si puede evitarse", explicó Herrera.