Brucella no es el nombre de una mujer italiana, sino el de la bacteria que causa la brucelosis, la enfermedad que ha provocado que se hayan inmovilizado 40.000 reses en Extremadura y ha contagiado a varios ganaderos de la comunidad.

La brucelosis es una enfermedad que sufren especialmente animales como vacas, ovejas, cabras y cerdos. Entre ellos se trata de una dolencia muy contagiosa, ya que se transmite por vía venérea o por la ingesta de leche o tejidos, explican los veterinarios.

Por lo que se refiere a su salto al ser humano, se produce sobre todo a través del consumo de leche o derivados lácteos que no han pasado los pertinentes controles sanitarios. Mantequilla, crema, leche o quesos son los productos que habitualmente transmiten la brucelosis.

También es habitual que se contagien los propios ganaderos y veterinarios que trabajan con reses enfermas, puesto que llega a través de la inhalación, de la piel y de los ojos. Una vez ahí brucella acaba su periplo, puesto que el contagio entre seres humanos es excepcional.

Aunque depende de la gravedad y la variedad concreta de la que se trate, por lo general el primer síntoma de la brucelosis aparece entre uno y dos meses después del contagio. El enfermo sufre una fiebre alta acompañada de escalofríos, sudores y malestar generalizado. Muchos pacientes suman a éstos la tos o problemas digestivos, ya sea diarrea o estreñimiento.

Tras un periodo de incubación que suele prolongarse en torno a 45 días, y gracias a un tratamiento correcto a base de varios antibióticos, no suele presentar mayores complicaciones. De hecho, la tasa de mortalidad en España es actualmente inferior al 1%.

Por lo que se refiere a la prevención, la primera medida es consumir productos lácteos sólo si han pasado todos los controles sanitarios. Además, los que estén en contacto con animales recién nacidos deben tirar los guantes desechables de goma que use y cualquier feto abortado de una vaca debe ser inmediatamente quemado o enterrado.