El tópico de tierra de catetos se agiganta en nuestras comarcas. Si tú me dices ven lo dejo todo, podría titularse nuestra relación con los centrípetos mesías de la cultura . Desde hace tiempo, mientras festivales consolidados desaparecen porque no hacen caja, nuestra región se convierte en su nueva fuente de ingresos. Una Polonia de la UE. Y venga a tragar destierros musicales como un vergel a explotar. Me explico; mi madre una vez me dijo, cuando yo era muy pequeño, en realidad nos lo dijo a los tres hermanos, "venga que nos vamos al Azcona a comer". Grabado a cincel se me han quedado esas palabras desde entonces, al Azcona a comer . Fue mi primer festival. Por el camino, en el Renault Fuego de mi padre, pensaba en ese restaurante como ir a cazar ballenas, por allá resopla, y el capitán Acab sacando chipirones en su tinta pinchados en su pata de madera, y Melville reescribiendo los menús y un cuarteto de bandoneón, armónica, violín y trombón haciendo las delicias de los comensales y recuerdo que fue mi primer festival. Pagamos por los chipirones, chuletitas de cordero y demás viandas, pagaron los viejos, el resto estaba escondido en el IVA. Lo que no recuerdo bien es si había grumetes, si Herman Melville estaba ese día en el cuarto de Bartleby o si era la abuela de la Troya la que hacía las cuentas del negocio. A mí, obviamente, no me cuadran. Varios Extremusikas, festival consolidado, el festival del oeste, el festival de la independencia. También, y no lo olviden, es la fiesta negocio de la música, de los hola soy el cantante de los cobro por adelantado ¿Quién da la vez?, de los escenarios con cortinas corredizas, de las macetas de vinos y licores a precio de los chipirones del Azcona, de los rentables boletos de tick tack ticket, de los controles al estilo Gestapo, un festival al uso al fin y al cabo.

El Ayuntamiento de Cáceres no nos quiere, la Cruz Roja, bomberos, policías y ladrones sí nos quieren. No nos dejan traer música a la región, en Cáceres no lo haremos, dejamos las puertas abiertas a cualquier oferta... si la oferta es rentable. Si es rentable que sea jugosa, ¿Mérida? Podía ser, prometemos que os alicatamos los backstage, el recinto con su arena, sus zonas de acampadas , "nuestros terruños queridos", que podrían cantar los Bersuit a ritmo de tango.

Artimañas de mercaderes de elixires de la eterna juventud, traperos vendedores de humo que van de pueblo en pueblo pegando el palo. La crisis aprieta, y los que vamos a conciertos debemos cribar las cuentas. Espero que este año el público sea consecuente y deje la morfina para épocas versallescas de esplendor financiero.

Y no lo olviden, séllenlo a fuego en las conciencias, hay muchos Pequod para una Extremadura que sigue siendo una enorme y jugosa ballena blanca.