"Había un portugués que pasaba todos los días por la frontera con una bicicleta donde llevaba un cubo con tierra. Los guardias rebuscaban entre la tierra, miraban la bici y no encontraban nada. El portugués decía que llevaba tierra española para su huerto. Con el tiempo se descubrió que en realidad, lo que pasaba cada día de contrabando era una bicicleta nueva".