«Cuando en el colegio te preguntan dónde vives, no es lo mismo dar la dirección de una vivienda, un hogar, que el de un centro de acogida. Nadie duda de que el mejor sitio donde están los menores es una casa, porque el modelo de crianza de una familia siempre es el mejor», expresa Carmen Núñez, directora general de Políticas Sociales, Infancia y Familia de la Junta. Por ello van a desarrollar una nueva campaña en este mes de marzo para buscar nuevos hogares para al menos un centenar de los 240 menores que están bajo tutela de la Administración regional y residen en uno de los ocho centros de la comunidad (Badajoz, Mérida, Olivenza, Villanueva de la Serena, Cáceres, Trujillo, Plasencia y Caminomorisco). Hay otros 96 que viven en pisos tutelados, según los últimos datos facilitados por la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales.

«Es muy complicado porque hay mucho desconocimiento sobre la acogida. La gente es reacia porque, claro, la convivencia puede acabar en cualquier momento, porque aunque se trate de régimen permanente (se denomina así cuando debido a las circunstancias especiales del niño y sus padres biológicos, hay un alto porcentaje de probabilidades de que éste se quede varios años, o incluso hasta que cumpla los 18), el proceso se puede acabar en cualquier momento si las circunstancias de la familia biológica del menor cambian», indica Núñez. Y agrega que, además, es muy difícil que se quiera acoger a un menor con edad más avanzada: «La adaptación siempre va a resultar un proceso más complicado».

Según los datos que ofrece Sanidad y Políticas Sociales, este verano había 267 menores que permanecían con la familia extensiva (abuelos, tíos...). De éstos, 234 se encontraban en situación permanente y 33 eran de carácter temporal. En familia ajena (sin vínculos sanguíneos) había sólo 15: 14 permanentes y uno temporal. «Ahora tenemos solo 11», asegura Núñez. R.S.R.