La ciencia entra en la cárcel. Pero lo ha hecho por voluntad propia. Se ha colado entre los muros de la prisión de Badajoz nada menos que para grabar un programa de radio. Desde marzo, los internos del centro penitenciario pacense acuden al estudio que poseen las instalaciones y desde allí, dirigen, realizan en directo y locutan ‘La ventana de la ciencia’, un espacio en el que ellos comparten protagonismo con científicos de renombre y con investigadores invitados de la Universidad de Extremadura. Precisamente, es la entidad universitaria la encargada de lanzar al aire este proyecto a través del Servicio de Difusión de la Cultura Científica que pertenece al Gabinete de Información y Comunicación y al Vicerrectorado de Investigación. Cabe destacar que la iniciativa cuenta con el respaldo de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).

Cierto es que la universidad ya contaba con actividades previas de divulgación como ‘La noche de los investigadores’ o ‘Desayuna con la ciencia’, pero ninguna se acercaba a un colectivo como el de los reclusos. A pesar de la vicisitud de logística que puede entrañar poner en marcha un proyecto con estas características en las instalaciones penitenciarias, Macarena Parejo, coordinadora del proyecto, destaca a este diario «las facilidades» del centro en todo momento para hacerlo viable. Desde entonces, por las paredes de la prisión han retumbado desde Santiago Ramón y Cajal, Galileo Galilei, Leonardo Da Vinci hasta incluso las aplicaciones científicas dentro de Star wars. La temática es más que amplia y recorre «agronomía, los avances biomédicos, la aerobiología, la bioquímica o astronomía», recalca la responsable del proyecto. Incluso hay espacio para relatar sobre científicos que tuvieron problemas con la justicia y hasta las recomendaciones culturales de la semana.

Como dentro de los muros los presos no disponen de internet, son los coordinadores de la Universidad de Extremadura los que facilitan los contenidos que luego los internos se reparten para elaborar las piezas. En la iniciativa participan una quincena de reclusos del módulo terapéutico. Tienen diferentes edades, diferente formación y diferentes condenas, y aunque este número oscila debido a que algunos cumplen su tiempo en prisión y abandonan las instalaciones, nunca faltan reclusos con ganas de formar parte del proyecto. Si hay algo que sorprendió a Macarena y a otros tantos que se encargan de la iniciativa es la «implicación» de los presos desde los inicios. «Es gente muy inquieta, le encanta aprender y es asombroso su interés en prepararse los temas, para ellos es muy motivador», pone de manifiesto. Recalca que «algunos internos nunca habían tenido un contacto directo ni con la radio ni con la ciencia» y confiesa que con el tiempo han ido superando el «miedo» que mostraban ante ese desconocimiento.

Autoestima y estereotipos

En ese sentido, Parejo añade que la finalidad de desarrollar un programa de radio sobre ciencia dentro de la cárcel -es pionero en España- tiene dos vertientes. Por un lado, mejorar la «autoestima» de los internos, en su mayoría, deteriorado por las condiciones y por la situación de reclusión de libertad y por otro «romper estereotipos». «El objetivo es trabajar sobre un nuevo concepto donde se ponga de manifiesto cómo detrás de los muros de una prisión existen personas que son capaces de aportar algo a la sociedad».

Una vez que graban cada miércoles, cualquiera que esté interesado puede tener acceso a los contenidos que se suben periódicamente a internet y están disponibles en la web de Onda campus -la radio universitaria- o plataformas como Ivoox. Tanta es la repercusión que algunas radios locales como la de Alburquerque se han interesado por ellos y ya incorporan ‘La ventana de la ciencia’ a su parrilla semanal y demuestra una vez más que no hay nada que la ciencia -y el ser humano- no pueda hacer.