El colegio de Educación Infantil y Primaria Gabriel y Galán abrió sus puertas en Aldea Moret en el año 1973. Sobre su entrada principal aún luce el cartel de 'Colegio Nacional', tal como mandaba el tardo franquismo de la época.

Hasta finales de los años 90, su alumnado estaba formado por los hijos e hijas de las familias mineras y llegó a reunir en sus aulas a 800 escolares. Cuando los alumnos de la Educación Secundaria Obligatoria pasaron a los institutos de bachillerato, sumado a las políticas de realojo desarrolladas por el Gobierno regional, el número de estudiantes se redujo en más de medio millar hasta quedar en 200 niños de tres a once años, número que se ha mantenido más o menos estable en la última década.

El colegio es pionero en muchos sentidos y, en otros tantos, muy voluntarioso gracias a su claustro de profesores: una familia formada por 25 maestros que se sonríen y saludan al cruzarse en los pasillos y conviven juntos, formando una piña.

El colegio de Aldea Moret ha sido, hasta este curso, el único de Cáceres que se ha beneficiado del programa de la Fundación Yehudi-Menuhin, que pretende acercar a la población con menos posibilidades las distintas manifestaciones artísticas. Este año, están conociendo y disfrutando del teatro y la caopeira "con un éxito enorme entre los alumnos", declara Carlos Marín, director del colegio desde hace tres años. En su opinión, "todos los maestros deberían pasar un tiempo por un centro de estas características para conocer que existen otros mundos, otras realidades".

También es completamente novedosa, puesta en práctica este curso a petición de las familias del alumnado, la enseñanza de Religión Evangélica. De los 195 estudiantes, 105 asisten a clase con Mari Carmen Martín, una de las pocas maestras de la región con esta especialidad, que se estrena en el colegio Gabriel y Galán impartiendo esta asignatura.

Para Carlos Marín, la joya de la corona es la biblioteca del centro, un espacio luminoso lleno, como todo el cole, de colores y murales infantiles. Su trabajo ha sido merecedor de dos premios en 2009: Primer premio Fomento a la lectura en Extremadura y segundo premio en el concurso nacional de Buenas prácticas.

Este año, celebran la sexta edición de su certamen de relatos cortos: 172 palabras para narrar una historia. El colegio pertenece, como no podía ser de otra forma, a la Red de Bibliotecas Escolares de Extremadura y también a la Red de colegios que desarrollan programas de Inteligencia Emocional. Para los mayores que necesitan un apoyo en los estudios, cuentan con el programa REMA. En 2012, fueron galardonados un una mención de honor en en el III Concurso 'Buenas Prácticas' organizado por Mejora tu Escuela Pública por el proyecto 'El Bosque de las Emociones'.

Sus maestros logran con juegos, trucos y cuentos, despertar el interés de estos niños tanto por la lectura como por la escritura. Nazaret y Lydia, dos alumnas de cuarto, esperan nerviosas a la puerta del despacho del director para enseñarle su novela "La isla del fantasma".

En la RIDI --República Independiente de Infantil, bautizada así por sus maestras-- estudian cuarenta niños de tres a seis años, una buena cifra si tenemos en cuenta la baja natalidad que impera en el país. En estas aulas, los pupilos aprenden las letras y a lavarse las manos, los números y a sentarse apropiadamente, canciones y, también, que el mundo existe más allá de su egocentrismo infantil.

Los colegiales se conocen bien su ciudad y siempre que pueden la visitan para maravillarse en el Palacio de las Cigüeñas, sorprenderse con las instalaciones del Cefot o asombrarse en la Biblioteca Municipal. Sin embargo, las excursiones de más de un día son difíciles de organizar porque "a sus familias no les gusta que pasen la noche fuera".

Dos son los grandes problemas del centro y ambos han sabido atajarlos: el absentismo y el estado de sus instalaciones. Sus dotaciones están, en muchos aspectos, muy obsoletas "pero, en los últimos tres años, la administración ha ejecutado importantes reformas en las zonas donde eran más urgentes, como el porche de entrada o el comedor y, este verano arreglarán los baños de la planta baja", comenta contento su director.

Precisamente el comedor es una de las herramientas que ha utilizado el equipo directivo para combatir el absentismo escolar. "Los alumnos tienen beca de comedor y la perderían si faltan al colegio", apunta Marín. Sus plazas están todas llenas y en él almuerzan diariamente medio centenar de escolares. El Gabriel y Galán ha logrado reducir la ausencia de sus colegiales en las aulas prácticamente a niveles comparables con otros centros de la región "somos muy pesados insistiendo en la importancia de acudir a clase". Ya solo sufren el absentismo temporal: "cuando marchan con sus familias, de mayo a octubre, a vender fruta en las islas".

Muchas son las técnicas que utilizan los 25 maestros del colegio para motivar a sus estudiantes. Por ejemplo, la elección de los 'Partes Positivos' del mes, que son otorgados a los alumnos que asisten regularmente a clase, son puntuales, no tienen partes disciplinarios, se portan bien en clase y en el comedor, trabajan en clase y realizan los deberes en casa. Este mes los galardonados han sido: Rocío Bautista (1ºB), Nuria Rosado (1ºA), Christian Silva (4ºB) y Aurora Jorge (3ºB).