"Eran papeles que, aunque no sabía para qué, yo había firmado, y por eso no quise andar moviendo el tema, pero ahora, al escuchar lo de Puebla de Obando, me he dado cuenta de que fue exactamente lo mismo que me sucedió a mí". Jesús --es un nombre supuesto-- asegura haber pasado hace dos años por la misma situación que denuncian un grupo de vecinos de Puebla de Obando. Fue en la oficina de Banesto en Alburquerque, en la que había sido director hasta entonces Emilio D., el mismo al que ahora acusan de realizar operaciones bancarias irregulares. "Tenía tarjetas de crédito, seis o siete cuentas, préstamos al consumo, créditos Agrobanesto, todo sin saberlo", asevera.

"A mi me dijo que pusiera el dinero a plazo fijo, y que cuando fuera necesitándolo, solo tenía que firmar unos papeles", cuenta este ganadero. "El me decía, fírmame aquí, aquí, aquí... y lo que le estaba firmando eran préstamos y rollos ".

De esta forma, cada vez que acudía a la sucursal a sacar dinero, "yo pensaba que era del mío, del que tenía en mis cuentas, pero lo que me estaba dando era un préstamo". Así las cosas, calcula que perdió entre 60.000 y 70.000 euros. En un principio se encontró con una deuda total de unos 88.000 euros, que le llevó a pagar hasta 1.200 mensuales en intereses. Sin embargo, consiguió cancelar algunos de los créditos con dinero que fue encontrando en bonos, acciones o planes de pensiones que hasta ese momento desconocía tener.

"Cuando este señor faltó de aquí fue cuando me enteré de lo que pasaba", afirma. Ahora prefiere no dar su identidad: "Hoy gracias a dios dinero no tengo, pero falta tampoco me hace. Mi familia no sabe lo que me ocurrió, y lo que no quiero es que pasen ahora el mal rato que hace dos años pasé yo", resalta.

Sostiene que desde el banco "nos tuvieron cinco o seis meses abandonados" y que después la única respuesta que tuvo fue que se trataba de "malas gestiones" del anterior director, que por aquel entonces, añade, estaba "dado de baja por depresión".

Casos como el suyo, indica, hubo "bastantes" en Alburquerque, "pero no le preguntes a nadie, que todo el mundo arregló bien las cosas. El único que quedó mal fui yo", ironiza. "Aquí la gente a las tomaduras de pelo, les dan la mínima publicidad posible".