Los tejemanejes de la Contrarreforma católica, el ambiente del claustro y la mística ascética no son materias cómodas de llevar a la gran pantalla. El espectador actual exige vivir emociones que le arrebaten, pero la experiencia religiosa y el ´atrezzo´ monacal no son hoy el anzuelo más seductor. La elección de la vida de Santa Teresa por Ray Loriga es, por valiente e insospechada, digna de admiración. Sin embargo, de un autor con un perfil tan atrevido y pegado a su tiempo como Loriga era justo esperar una propuesta más audaz e innovadora que el esteticista retrato al natural que hace de la santa en esta película.