El sindicato CSI-CSIF denunció ayer la "avalancha" de reclusos que está llegando a las prisiones extremeñas debido al Plan de Lucha contra la Delincuencia y Juicios Rápidos, lo que está provocando problemas de "hacinamiento" y que, en el caso de la cárcel de Badajoz, diseñada para 450 internos, albergue en la actualidad a 663, según explicó el representante de este sindicato en la prisión pacense, Diego Márquez.

La población reclusa de los dos centros extremeños asciende a 1.077 internos, cifra que indica una "sobreocupación" superior al 30%, según denuncia el responsable de Interior de esta organización, José Ramón García.

En cuanto a la cárcel cacereña, allí se encuentran recluidos un total de 414 presos, de los que 43 son preventivos y los 371 restantes penados.

La continua llegada de nuevos presos, que se está dando en todas las cárceles españolas, según apuntan, no está acompañada de más medios humanos. Así, Márquez aseguró que la labor de vigilancia y custodia que hacen los funcionarios cada vez es más difícil cuando hay cuatro internos por litera y patios abarrotados, a lo que se une, además, dijo, la incomodidad que provoca el calor del verano.

DIFICULTAD EN LA VIGILANCIA

En este sentido, aseveró que los veranos son siempre más conflictivos y, con estas circunstancias, la "chispa" puede saltar en cualquier momento. El representante de CSI-CSIF recordó que el Defensor del Pueblo situó a la prisión de Badajoz entre las que estaban en peores condiciones.

Además de la inseguridad entre el funcionariado y el "hacinamiento" de los reclusos, otra consecuencia de esta situación es la dificultad para la reeducación y reinserción social de los internos.