La sombra del drama por el que están pasando en estos momentos los familiares de Marta del Castillo, la joven sevillana desaparecida hace un mes y medio, o de Yéremi Vargas, el niño de Las Palmas de Gran Canarias del que no se sabe nada desde hace más de dos años, sobrevuela cada año a cerca de una treintena de familias extremeñas. La angustia de no encontrar a un ser querido, su ausencia repentina e inesperada, ha provocado diversas situaciones de este tipo en la región en los últimos años.

Según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno, cada año se registran en las dependencias de la Policía Nacional y la Guardia Civil entre 20 y 30 denuncias por la presunta desaparición de personas en la comunidad autónoma. "Las situaciones más comunes son o de personas mayores que se pierden, desorientan o sufren algún percance cuando salen a pasear por el campo, o de jóvenes que provocan el nerviosismo de sus padres al no llegar a casa a la hora prevista o porque han discutido con ellos y se han quedado con algún amigo", explican fuentes de la Benemérita de la Comandancia de Badajoz.

Policía, Guardia Civil, Protección Civil, Cruz Roja, voluntarios... Son muchos los organismos y personas que se implican habitualmente en este tipo de casos. Pero es cierto que hay una parte relevante de las desapariciones que se resuelven sin la intervención efectiva de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Son casos en los que el entorno familiar presenta la denuncia y a las pocas horas la retira porque ya han localizado a la persona que se había ausentado. De las 83 denuncias recibidas por la Guardia Civil y la Policía Nacional en Extremadura entre los años 2005 y 2008, 23 se resolvieron de esta forma. Realmente no eran desapariciones .

Muchos de estos casos vienen dados por el nerviosismo de la familia, un estado de preocupación y alarma que los investigadores no consideran contraproducente: "Cualquier comunicación es buena y las primeras horas son las más importantes. Porque permite a las Fuerzas y Cuerpos del Estado reaccionar y actuar antes, e intervenir rápidamente en el entorno donde presuntamente ha desaparecido la víctima".

Dos casos pendientes

En el resto de supuestos el resultado es muy diverso. Según los datos oficiales, de las 83 denuncias recibidas desde el 2005 todas, excepto dos, están esclarecidas; es decir, o bien se ha localizado a la persona sana y salva, o bien, en los casos más trágicos, se ha dado con sus restos mortales. Así ha acontecido, por ejemplo, en dos de los últimos casos registrados en la región: el de dos placentinos cuyos familiares denunciaron su desaparición y a las pocas horas se encontraron sus cadáveres en el río Jerte.

Desde la Delegación del Gobierno aseguran que las dos personas cuyo paradero desconocen son extranjeros --una "ciudadana sudamericana" desaparecida en el 2005 y un rumano ausente desde el 2008-- que, según los indicios policiales, pueden haber regresado a su país de origen. A pesar de estas pistas, las autoridades mantienen abierta la investigación para corroborarlo y archivar la causa. Hasta que no se cercioren de que es así los agentes de la policía judicial no habrán terminado su trabajo, al igual que hasta que no se encuentre el cuerpo no se podrá cerrar el caso de Marta del Castillo.