Que Monago viajó a Canarias 16 veces con cargo al Senado por actividades como senador y que es un político que da la cara son los dos puntos del caso Monago sobre los que la mayoría podemos coincidir. Tanto que incluso sus apariciones públicas le han abierto en canal sometiendo a examen todos y cada uno de sus gestos y palabras presentes y pasados. Ejemplo por ello de valentía y transparencia, lo cortés no quita lo valiente. Pero el presidente extremeño, por h o por b, no acaba de rematar la faena. La lidia, bregada pero no brillante; la verónica es valiente pero no completa; el paseíllo, triunfal pero finalmente no corta las dos orejas y el rabo.

Aún faltan 3 toros por capotear. Uno el de su comparecencia en el Parlamento solicitada por la oposición y a petición propia el próximo 27 de diciembre; el segundo es el debate de presupuestos antes de Navidad los días 17 y 18 de diciembre y el tercero será la actuación de la Fiscalía cuando se pronuncie sobre las peticiones realizadas. Tampoco termina de salir airoso del escándalo formado sobre sus viajes a Canarias al dejar varias dudas sin resolver en el tintero con el pretexto de ser pruebas judiciales. Vuelve a quedarse así a medio camino en sus explicaciones al ciudadano, aunque ha avanzado bastante con respecto a la primera comparecencia. El resto, siguen siendo actos de fe. El Senado acredita 16 viajes pero no puede corroborar el motivo de los mismos. Una auténtica desfachatez por parte del Senado que lleva actuando así desde el año 78 y que impide la transparencia de la democracia española.

LOS PAPELES de Monago están ahí. Son los que son y tampoco puede aportar mucho más. La actividad como senador es la que es. Los papeles de Monago son como la Sábana Santa de Coria, se puede mirar pero no se puede tocar ni fotografiar. La razón es que son la prueba incriminatoria contra el medio de comunicación Público.es que como el mismo medio reconoce no dispone del documento del letrado mayor del Senado.

Por tanto, el foco se centra ahora en la acreditación de la actividad en las islas. Cuestión que está en manos ahora de los grupos políticos que a partir de mañana podrán consultar los documentos. Pero es precisamente esa obsesión por matar al mensajero la que está provocando que su mensaje, en caso de ser tal y como cuenta, no llegue completamente nítido al resto de ciudadanos.

El equipo de asesores del presidente prefiere ganar la batalla contra un medio de comunicación, utilizando la táctica de señalar al enemigo de todos, a ganar la "guerra" de credibilidad al que durante todos estos días se está sometiendo el líder popular. Y es que su imagen, vale más que mil palabras.

A medias se queda en el cuerpo a cuerpo con los ciudadanos, con los medios y con los periodistas ya que se muestra como un hombre atado de pies y manos (voluntaria o involuntariamente) porque tiene que guardarse en la chistera las pruebas judiciales contra el enemigo. Y a medias también pretende quedarse en el camino político si los grupos parlamentarios retiran su petición de comparecencia en la Asamblea. Un cambio de cromos por chicles en el que sustituiríamos una rueda de prensa con entrega simulada de documentos por una comparecencia en la Asamblea con réplicas de los portavoces de los grupos y un registro de los documentos acreditativos en la Cámara. El vehículo a través del cual, los ciudadanos podríamos conocer a fondo la actividad política de Monago como senador. Finalmente y según lo anunciado, la decisión tomada es emprender la inicialmente silenciosa vía judicial y prolongar en el tiempo el proceso hasta que otro día vuelva a amanecer en Extremadura con el viento a favor y con tiempo suficiente para orear la tierra.

DE SER así, es el paso que debiera dar a toda prisa para que la Fiscalía Anticorrupción decida sobre la cuestión. Ya que tiene sus pruebas, lo más inteligente será remitir la documentación al fiscal. Esa sería la mayor resolución exculpatoria para Monago. El resto sólo será, visto lo visto, emponzoñar la figura del hasta ahora uno de los líderes políticos mejor valorados cuya proyección nacional le aseguraba antes o después un sillón en el Consejo de Ministros o en el Parlamento Europeo.

Para lo que no puede servir este caso es para intercambiar amenazas entre los diferentes partidos políticos. Por supuesto que no es casualidad que estos hechos se conozcan a 7 meses de las elecciones y 5 para finalizar la legislatura. Pero no es concebible que la propia política caiga en la tentación de callarse por conveniencia general. Que salga y reluzca todo lo que tenga que ser destapado y sometido a la opinión pública. Que nadie presione ni nadie ceda a las presiones. Las llamadas no son señal de juego limpio. Mientras tanto, a los ciudadanos les sigue importando más llegar a final de mes.

Pero no hay motivos para obviar la autocrítica en la gestión de este problema venido a más conforme se precipitan los acontecimientos. En un interés por dirigir esta crisis y dominar la agenda informativa, el presidente Monago ha sido expuesto a una serie de contradicciones involuntarias empujado por los suyos y por los de más allá.

Tampoco le han ayudado aquellos que buscando refugio en el subterfugio del sistema actual han sido más papistas que el Papa y han ofrecido argumentos que sólo han logrado embarrar la línea argumental de defensa. En este caso, ser más monagistas que Monago, ha perjudicado gravemente al principal afectado. Como dice algún miembro del Partido Popular en petit comité, "en boca cerrada, no entran moscas".

Como tampoco ayuda convertir una rueda de prensa en una moción de censura, un Debate sobre el Estado de la Región o un debate de presupuestos. Al altavoz nacional que el pasado viernes se daba cita en Presidencia poco o nada le importaban las políticas del actual ejecutivo autonómico durante los últimos tres años o el currículum personal y profesional del actual presidente de la comunidad autónoma extremeña.

Extremadura está siendo observada con lupa estos días. Se habla de Monago pero también se habla de los extremeños y de nuestra forma de vivir o hacer las cosas desde el punto de vista social, cultural, político o periodístico. La obligación es rendir siempre al máximo nivel pero estos días si cabe más. Todos debemos aplicar el mayor grado de cordura, realismo y seriedad. Somos una región propensa a los tópicos casposos y perniciosos que intenta arrancarse los estigmas del pasado y no puede permitirse el lujo de ser el hazmerreír de todo un país.