Ni echar el currículo, ni el anunció de un periódico, ni a través de una oficina de empleo. El enchufe continúa siendo la principal forma de encontrar un empleo para los jóvenes. Casi cuatro de cada diez (un 38,3%) asalariados extremeños de 16 a 34 años asegura que consiguió el trabajo recurriendo a familiares, amigos o conocidos, de acuerdo a los resultados del módulo de la Encuesta de Población Activa (EPA) Jóvenes y el mercado laboral. Año 2016 dado a conocer recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE)

Por contra, un 20,6% de los 76.900 asalariados contenidos en ese tramo de edad en Extremadura declara que logró su puesto solicitándoselo directamente al empresario, mientras que un 37% señala que lo hizo por otras vías, capítulo que incluye, entre otras formas, anuncios en los medios de comunicación, incluido internet; oficinas de empleo públicas o privadas; las instituciones de enseñanza o formación; y las ofertas directas de un empresario.

Además, solo un 7% de los jóvenes que han empezado a trabajar en el último año en su empleo principal o están en situación de desempleo ha recibido algún tipo de apoyo gratuito (asesoramiento sobre cursos de capacitación y educación e inclusión en programas de empleo, educativos o de formación; información de ofertas de empleo; o asesoramiento sobre cómo buscar empleo).

Estos datos van en la misma línea que los obtenidos por la EPA cuando se aborda la búsqueda de empleo por parte de los parados. Conforme a la del primer trimestre de este año, un 83% de lo desempleados españoles afirma que tira de contactos con amigos y familiares a la hora de buscar una oportunidad en el mercado laboral, mientras que la proporción de quienes se ha puesto en contacto con una oficina pública de empleo está más de treinta puntos por debajo (52,4%).

ESTUDIOS / El módulo especial de la EPA, que está elaborado en colaboración con Eurostat, también recoge aspectos relacionados con la formación y el empleo. Así, por ejemplo, revelan que únicamente un 13,8% de los jóvenes extremeños realizó un trabajo remunerado mientras cursaba su nivel de formación más alto alcanzado. Esta proporción es prácticamente la mitad que la que se registra a nivel nacional, que es del 25,3%. El extremeño es, de lejos, el valor más bajo entre todas las comunidades autónomas. La siguiente por la cola es Baleares, con un 17,9%. En el extremo contrario, se supera el 30% en tres comunidades autónomas: País Vasco (34,4%); Navarra (32,4%) y Madrid (32,3%). De los jóvenes extremeños que trabajaron mientras cursaban sus estudios, un 47,4% tenía incluida la experiencia laboral en su plan de estudios.

El estudio muestra igualmente los motivos por los que los jóvenes de 16 a 34 años que no tienen estudios superiores no continuaron su formación. En Extremadura, este colectivo está integrado por casi 104.000 personas (55.200 hombres y 48.700 mujeres). Para más de la mitad de ellos (un 53,3%) el motivo principal de no continuar con su formación es que querían empezar a trabajar, mientras que un 15,8% aduce que los estudios no satisfacían sus necesidades o intereses (algo que sucede el doble en hombres, con un 20,5%, que en mujeres, con un 9,2%). Otro 27,1% alega argumentos distintos a los anteriores (que su formación es suficiente; haber suspendido el examen de entrada; que el coste de los estudios era demasiado alto; motivos familiares; o su estado de salud, entre otros).

Por último, en cuanto a los traslados por motivos laborales, un 15,9% de los extremeños ocupados de 16 a 34 años ha tenido que cambiar su lugar de residencia con el fin de empezar a trabajar en su empleo o negocio actual, algo por encima de la media española, que es del 12,5%. Y en lo que atañe a los jóvenes no ocupados, un 43,8% estaría dispuesto a cambiar de residencia para encontrar un puesto de trabajo, por un 36,4% que afirma lo contrario (un 19,8% no se pronuncia a este respecto).