Durante 50 días vieron cumplido su sueño de convertirse en estudiantes Erasmus. Pensaron que el próximo curso podrían completar su formación superior en universidades europeas, con lo que eso supondría para sus currículos, para el aprendizaje de idiomas, para la acumulación de experiencias vitales, para el conocimiento de nuevas culturas, para entablar nuevas amistades o incluso para encontrar nuevas salidas laborales. Pero fueron eso, 50 días. Cuando los siete estudiantes de la Escuela Politécnica de Cáceres --que prefieren no revelar su nombre ante el temor a represalias académicas-- llegaron al Campus de la Universidad de Extremadura el pasado 29 de marzo, el sueño saltó por los aires.

Dos meses antes, estos alumnos habían sido incluidos en el listado provisional de admitidos del Programa Erasmus para el curso 2011-2012. Sin embargo, hubo reclamaciones y, cuando el 29 de marzo se publicó la resolución definitiva, sus nombres ya no aparecían entre los beneficiarios de las becas. "Nos borraron a nosotros y metieron a otros que inicialmente habían quedado fuera", explican.

La sorpresa fue mayúscula. Habían comenzado a planificar el próximo curso y descartado otros programas de estudios pensando que el próximo año estarían en Italia, en Francia o en Alemania. Incluso habían renunciado a ampliar matrícula, coger nuevas asignaturas e intentar acabar la carrera este año, dado que están en la recta final de la ingeniería, en la especialidad de Obras Públicas.

Pero el chasco fue aún mayor cuando pidieron explicaciones: "nos respondieron que se debía a un problema informático". Sí, una vez más, la informática. Lucía Aguilar, coordinadora de Programas de Cooperación Universitaria y Movilidad de la Escuela Politécnica de Cáceres, lo aclara: "por un error informático entraron en el primer listado de incluidos, a pesar de que no cumplían uno de los requisitos de la convocatoria. Nos percatamos por las reclamaciones y por ese les excluyó, por no reunir los requisitos".

Recriminaciones cruzadas

La dirección del centro universitario lamenta el desliz, pero se descarga de responsabilidades: "No cumplían y ellos lo sabían. Eso es lo que no entendemos, por qué solicitaron la beca del programa Erasmus si eran conscientes de que no tenían aprobados el mínimo de créditos de primer curso requeridos". Los siete estudiantes, por su parte, se defienden: "ni ellos --en referencia a Lucía Aguilar y su equipo-- tienen claro cómo se realiza el cálculo de ese requisito. Según qué asignaturas tengas en cuenta, cumples o no cumples. A priori, siendo estrictos, nosotros no cumplíamos, pero tenemos constancia de que hay gente que ha sido seleccionada y tiene menos asignaturas aprobadas que nosotros. Lo sabemos porque son compañeros nuestros". Lucía Aguilar contrataca: "es imposible que sepan cómo están el resto porque no tienen acceso a sus expedientes. Podemos acreditar que las listas definitivas se ajustan a la normativa. Lo hemos comprobado caso por caso incluso realizano las cuentas a mano".

Según la coordinadora de programas de la Politécnica, esto es lo que ha hecho que la resolución de las alegaciones se haya alargado tanto, una circunstancia que también critican los estudiantes: "lo normal es que se hubiera resuelto en 10 o 15 días, no en dos meses", se quejan los afectados.

Los estudiantes han presentado escritos y reclamaciones pidiendo ser incluidos de nuevo entre los admitidos en la convocatoria. Pero no lo han logrado. "Lo lamentamos, pero no podemos dar una plaza a quien no cumple los requisitos", zanjan desde la dirección del centro. Los alumnos, resignados, ahora ya solo esperan que esto no vuelva a pasar.