En el país del sol y la playa, el odio hacia los turistas, también conocido como ‘turismofobia’ parece estar en boca de todos. Varias son las Comunidades Autónomas, entre ellas Baleares, Cataluña o el País Vasco, en las que se ha comenzado a protestar contra los visitantes que cada año llegan a España. Victoria Bazaga, presidenta de la Federación de Turismo Rural de Extremadura (Fextur), se muestra escéptica ante la pregunta de si el fenómeno puede afectar a la región. «El escenario del turismo en Extremadura es completamente diferente, el sector en la región está en una fase de nacimiento. Por suerte o por desgracia no contamos con un exceso de turistas en ningún lugar», explica. Desde la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (Cetex), coinciden con Fextur. Alegan que difícilmente este fenómeno pueda afectar a esta comunidad. El presidente de Cetex, José Luis Ascarza, aclara que «la ‘turismofobia’ ha surgido como reacción a un turismo low cost que se asentó en zonas con sectores turísticos muy maduros. Es allí donde este suceso ha cobrado fuerza, impulsado incluso desde los propios ayuntamientos».

Ascarza no considera que la región pueda verse beneficiada por lo que ocurre en otras comunidades autónomas y aclara que «el turista va buscando, principalmente, sol y playa, algo que no podemos ofrecer aquí. Si un turista anhela pasar sus vacaciones en una cala de la costa balear nosotros no podemos presentarnos como un lugar turístico alternativo». Asimismo, Victoria Bazaga tampoco cree que el fenómeno vaya a implicar un aumento del número de visitantes, y subraya que «la falta de infraestructuras de transportes, aeropuertos o líneas de alta velocidad, tiene como consecuencia que Extremadura no pueda ser vista como el objetivo de ningún turista».

El turismo nacional, que huye de la masificada costa y del ruido y se desplaza por carretera, aparece para ellos como la única posibilidad para que los visitantes aumenten. Bazaga recalca que «la seguridad es un factor a la hora de viajar, y esta región es pacífica. Probablemente las zonas de interior podamos vernos beneficiadas». No obstante, apunta que «aunque esto sea una oportunidad para que la región crezca, el turismo en Extremadura debe desarrollarse por sí solo, al margen de lo que ocurra en el resto de regiones del país».