Empezar y terminar una carrera es un proceso que pierde adeptos en la región. La crisis y la dura situación del mercado de trabajo han provocado un cambio de perspectiva en cuanto a los beneficios reales que supone estudiar en la Universidad. La circunstancia es similar en otras comunidades autónomas, pero desde aquí se aportan los datos más bajos. Extremadura es la que registra el menor número de jóvenes licenciados: el nivel es del 26,5%, lo que supone estar casi ocho puntos por debajo de la media nacional. Son cifras de 2015 extraídas de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat) y recogidas por el portal Statista. En las mismas también se refleja que País Vasco (47,8%), Madrid (46,9%) y Navarra (42,3%) son las que mejores resultados presentan, mientras que justo por encima de nuestra región están Canarias (26,6%) y las Islas Baleares (27,2%).

Desde la Universidad de Extremadura, Agustín Vivas, director de la Oficina de Información y Comunicación, reivindica que estos datos no son un reflejo real de la UEx: «Nosotros estamos en niveles similares de calidad y éxito que otras universidades de España. Además, la mayoría de nuestros alumnos termina la carrera en los años que les corresponde, aunque sí hay muchos que se marchan a estudiar a otras comunidades, de manera que ya no quedan registrados como licenciados de aquí», defiende Vivas.

Lo cierto es que el 40% de los nuevos universitarios extremeños ha salido este año de la región. Del total de 5.100 aprobados en la prueba de Selectividad el curso pasado, 2.000 optaron por campus externos. Madrid, Salamanca y Sevilla son los destinos más solicitados, las cuales ofrecen más variedad o, en ocasiones, mayor prestigio.

«No obstante -continua Vivas- siempre es bueno practicar la autocrítica y ver en qué se puede mejorar».

Falta de becas / Esa crítica la lanza la alumna de Biología Mercedes Borrasca, miembro del Consejo de Gobierno de la UEx y de la Asamblea Universitaria Badajoz: «Creo que el principal problema es que se ha reducido mucho el número de becas, que además siempre llegan tarde. El pasado curso hubo un problema y las recibimos el 2 de agosto, de manera que los alumnos tuvimos que adelantar el dinero. No todas las familias pueden hacerlo, y eso provoca que haya muchos que tengan que abandonar».

De hecho, según los datos que maneja el propio campus extremeño, uno de cada cinco estudiantes deja la carrera durante el primer curso. Además, cada año desisten en la UEx unos mil alumnos. Y uno de los motivos es el económico: «La llegada del Plan Bolonia ha supuesto reducir el número de años pero no el contenido, de manera que tenemos que estudiar lo mismo en menos tiempo. Eso provoca que los requisitos para conservar la beca sean más estrictos. En el primer curso hay que aprobar el 50%, después depende cada carrera», añade Mercedes Borrasca.

Otro de los puntos que destaca esta alumna es que el problema viene de Bachillerato, a donde cada vez llegan menos alumnos desde la ESO.

Pero sobre todo pone el foco en que en Extremadura hay un 42% de paro juvenil y una oferta laboral que no cuadra con el aprendizaje universitario, el cual, en ocasiones, se convierte incluso en un ‘obstáculo’ para acceder a un puesto, lo que motiva que los jóvenes opten cada vez menos por querer ser licenciados y se decanten por otras alternativas.

La formación profesional / En este sentido cobran gran relevancia los ciclos de Formación Profesional (FP), los cuales van ganado terreno desde hace una década en la comunidad. De hecho, a lo largo del periodo citado, el número de alumnos que acude a este sistema educativo (que cuenta con FP Básica, Grado Medio y Superior) se ha incrementado en más de un 50%, lo que implica haber superado este curso los 18.000 alumnos.

Este año académico se han estrenado 14 nuevos títulos. Los más demandados son los de ‘Automatización y robótica industrial’ y ‘Farmacia y parafarmacia’. La intención es adaptar los contenidos y la formación a la demanda laboral, con el objetivo de, en la medida de lo posible, ser una salida real al mercado de trabajo que sobrevive en Extremadura.